Jillian Ball, estudiante de la escuela secundaria de Broomfield, Colorado, pronunció su discurso de fin de año en medio de un gran aplauso de los presentes. No tendría nada de inusual si no fuera porque tiene síndrome de Down y, a pesar de esta discapacidad, logró graduarse de la escuela secundaria sin concesiones, en pie de igualdad con sus compañeros.
Jillian disfruta de un enorme apoyo de sus compañeros y de la aceptación de su comunidad local. Según su madre Alexis, el diagnóstico inicial del trastorno genético estuvo asociado con un «miedo enorme» para ella, porque no podía imaginar cómo sería el camino de la vida de su hija: si sería capaz de afrontar las dificultades, si sería aceptada por los demás. Al final, sin embargo, resultó que este camino «no era tan diferente del camino de sus compañeros».
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El día a día de Jillian Ball supone un trabajo más intenso y un apoyo profesional, pero incluye las mismas actividades e intereses que sus compañeros. Toma lecciones de violín, pertenece a los scouts, practica deportes y participa en teatro musical. De esto habló, entre otras cosas, en su mensaje de fin de curso escolar.
Este fue su discurso:
Hola, clase de 2024. Lo logramos. Mi nombre es Jillian Wall.
Mientras crecía, aprendí que es importante agradecer. Doy gracias por estar aquí en este escenario. Quiero compartir algunas de mis palabras de agradecimiento a mis compañeros graduados de Eagle.
En primer lugar, a todos mis compañeros de clase que están aquí, les agradezco que me acepten por lo que soy. Estoy agradecida por haber sido incluida en clases como levantamiento de pesas, y fotografía, y cerámica, pero también biología, historia y ciencias. Estoy agradecida por todos los mejores compañeros que me apoyan.
Doy gracias por practicar deportes con ustedes, como el baloncesto, los bolos y el minigolf. Y doy gracias por tocar el violín en la orquesta. Gracias, Dios.
Y creo que aún me quedan más de estos cursos. A mis profesores, les doy las gracias por haberme desafiado incluso cuando no quería que me desafiaran. Les agradezco que me hayan enseñado a trabajar duro y a dar lo mejor de mí cada día.
Y a mi familia y amigos. Estoy agradecida por su amor y apoyo. Mi vida fue estupenda. Pero también cuando fue dura. Todos podemos aprender mucho de estas palabras de agradecimiento.
Abraza y acepta a los demás. Quiérete a ti mismo. Acepta los retos. Esfuérzate al máximo. Juega bien en equipo. Sigue adelante aunque sea difícil. Y da las gracias a tu familia y amigos.
Felicidades Clase de 2024. Y recuerden nuestras palabras de agradecimiento. Y sigan siendo increíble. Sigan adelante con mi equipo de baloncesto y mi primo Harper.
*Publicado en infocatolica.com