En una audiencia en el Vaticano, el Papa Francisco recibió a un grupo de abuelos y nietos, a quienes destacó la importancia del amor entre generaciones y de valorar y cuidar a los ancianos de las familias, sin excluirlos.
“Los ancianos no deben ser dejados solos, deben vivir en familia, en comunidad, con el afecto de todos. Y si no pueden vivir en familia, debemos ir a buscarlos y estar cerca de ellos. Pensemos un momento: ¿no es mucho mejor un mundo en el que nadie tenga miedo de terminar sus días solo? Claramente sí”, indicó este 27 de abril a los participantes el encuentro “La caricia y la sonrisa” promovido por la Fundación Età Grande.
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En este sentido, el Pontífice instó a construir un mundo en conjunto, donde no sólo se elaboren programas de asistencia, sino también “proyectos diferentes de existencia, en los que los años que pasan no se consideren una pérdida que disminuye a alguien, sino un bien que crece y enriquece a todos: y como tales sean apreciados y no temidos”.
El Papa Francisco también advirtió sobre los peligros de una sociedad que excluye a sus miembros más vulnerables. “Por favor, busquen a sus abuelos, no los marginen, es por su propio bien. La marginación de los ancianos corrompe todas las estaciones de la vida, no sólo la de la vejez”, afirmó.
Además, hizo hincapié en el poder transformador del amor, señalando que “sólo estando juntos con amor, sin excluir a nadie, nos volvemos mejores, nos volvemos más humanos”.
Sus palabras resonaron profundamente entre los presentes, quienes se sintieron inspirados por sus palabras reconocimiento hacia los abuelos. “El amor entre abuelos y nietos es un soplo de aire fresco que refresca el mundo y la sociedad y nos hace a todos más fuertes, más allá de los lazos de parentesco”, destacó el Papa.
Es este sentido, se dirigió a los nietos para recordarles que “el amor nos hace más sabios” y que sus abuelos también “son la memoria de un mundo sin memoria”.
“No debemos perder la memoria. Escuchen a sus abuelos, especialmente cuando les enseñan con su amor y con su testimonio a cultivar los afectos más importantes, que no se obtienen con la fuerza, no aparecen con el éxito, sino que llenan la vida”, agregó.
Finalmente, el Papa agradeció la visita a los miembros de la fundación y les aseguró que “juntos, unidos, son un ejemplo y un regalo para todos”. “Los recuerdo en mis oraciones, los bendigo y les pido, no olviden rezar por mí. ¡Gracias, muchas gracias!”, concluyó.
*Publicado de Aciprensa
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