Por LaFamilia.info
La sociedad moderna se ha puesto un tanto exigente con las madres: deben ser las “coach” de sus hijos, las mejores esposas, también competentes y brillantes en sus puestos laborales, deben verse arregladas, bonitas, y ¡en forma! Ah, y la casa siempre en orden…
Las “súper mamás” de hoy se sienten agotadas.
Todas estas condiciones han hecho que las mujeres se vuelvan inseguras en cuanto a sus capacidades de ser madre y han olvidando la esencia natural y femenina que fluye cuando a su cuidado se encuentra un pequeño ser. Esto también ha llevado a causar un gran temor a las que aún no se han decidido a ser madres.
A propósito del tema, nuestra bloguera La Mamá Oca hace esta reflexión en su escrito “La maternidad no es perfección”:
“¿Qué chip se ha quemado en nosotras, las mujeres, que vivimos una angustiosa inseguridad en torno a nuestro rol de madres? ¿Por qué mientras más sabemos, más tememos? ¿En qué parte de la historia nuestra liberación femenina sometió a nuestra naturaleza de mujeres? Lo que debería ser algo normal se ha convertido en un juego de decisiones, depresiones, postergaciones, sacrificios mal entendidos, entre otros tantos dramas, que nos han hecho pensar que la mujer no está hecha para ser madre de buenas a primeras y que si no somos súper archi perfectas –bajo nuestra propia escala de valores, claro está— nuestros hijos nos odiarán y serán pequeños monstruos infelices. Y así empezamos este calvario de amor que nos carga de culpas y cuestionamientos, además de tareas agotadoras para alcanzar esta utópica perfección.
(…) ¿Qué nos ha pasado? ¿El feminismo radical no sólo convenció a los hombres de que son totalmente prescindibles como padres sino también nos convenció a nosotras que siendo simplemente madres dispuestas a amar y a educar estamos siendo imperfectas y candidatas a la infelicidad? ¿El mundo de hoy, consumista y relativista, ganó la guerra al amor puro y bueno, es decir, al más natural de los amores?”.
Por eso como dice Giuliana, la mujer que está detrás de “La Mamá Oca”, no debemos olvidar jamás el potente vínculo natural que existe entre una madre y su hijo, ni obviar que la maternidad es un DON que viene cargado de sabiduría, fortaleza e intuición, que todas las madres, adoptivas o biológicas, lo poseen sin excepción alguna.
Te queremos como eres
Recordemos que la palabra “matrimonio” se deriva de la expresión latina «matris munus», oficio de madre. De ahí que acostumbramos a decir que un hogar es lo que es la madre, que la madre llena el hogar. Por esa razón, una familia ya es feliz y no todo tiene que marchar a la perfección, precisamente en ese proceso caótico y hermoso a la vez, es que realmente se llega a ser feliz.
Así que el gran consejo para las madres es no echarse culpas, ni menospreciar su rol; mejor las invitamos a aceptar sus fortalezas y debilidades, y trabajar por ser mejor pero sin perder de vista lo más importante: no tienes que ser perfecta para que tus hijos te quieran.
Por consiguiente, date el permiso de sentir cansancio, o aceptar que has tenido un mal día, o que te has equivocado, o llora “supuestamente” sin tener razón. El mundo no se acabará, y sí sentirás un gran alivio de saber que eres completamente normal. Después, respira profundo y con sólo ver a tu familia, te llegará de inmediato una recarga de fuerzas. Confía en ti, en tu esencia femenina, en tu don.
Hoy nos ponemos en los tacones de mamá, para entender su exigente mundo y reflexionar sobre cómo los hijos y el esposo pueden ayudar a quitarles tanto peso que tienen en sus espaldas. En este Día de la Madre, dile a tu mamá, a tu esposa o a las madres que tienes alrededor: “No tienes que ser perfecta, te queremos como eres”.
Te dejamos con este video para confirmar que todo lo anterior es cierto.
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