«Al examinar cómo es y cómo debería ser nuestra piedad; en qué puntos determinados debería mejorar nuestra relación personal con Dios, si me habéis entendido, rechazaréis la tentación de imaginar hazañas insuperables, porque habréis descubierto que el Señor se contenta con que le ofrezcamos pequeñas muestras de amor en cada momento”.
Como lo contemplaba San Josemaría Escrivá de Balaguer en su lucha interior, y esas pequeñas muestras de amor están reunidas en el Plan de Vida, el cual entra a tener un sentido cuando le encontramos una razón de ser, es decir, cuando sentimos que, al hacer parte de la cotidianeidad de cada día, estas prácticas entran a fortalecer y a dar un norte a cada dimensión personal y redunda en beneficio de nosotros mismos y de los demás.
A continuación, podrás incorporar en tu vida, algunas normas de piedad que se encuentran reunidas en el siguiente Decálogo:
1. La oración alimenta el alma. Durante el día, establece diálogo con Dios y la Virgen María a través de la oración mental, la contemplación de los misterios del Santo Rosario, la bendición de la mesa, jaculatorias o piropos, ofrecimiento del día y encomendar todas las acciones.
2. Los Sacramentos nos acercan más a Dios. Le dan un sentido especial a nuestra vida. La comunión y la penitencia nos fortalecen como verdaderos cristianos.
3. El examen de conciencia es la búsqueda de nuestro perfeccionamiento cristiano. Es la brújula para acercarnos de manera humilde y sencilla a Dios, porque reconocemos que somos débiles y necesitamos de su ayuda.
4. La lectura y meditación diaria engrandecen nuestro espíritu. Conocemos más a Jesús a través del estudio de las Sagradas Escrituras y ampliamos nuestros conocimientos a través de un libro espiritual.
5. Los actos de desagravio nos hacen más humildes y misericordiosos. Muchas personas ofenden a Dios, lo ignoran o lo niegan. A través de actos de desagravios pedimos perdón por las ofensas y por todo aquello que se está “normalizando” y está haciendo daño en la sociedad.
6. El retiro mensual es un alto en el camino para reflexionar sobre nuestra vida de piedad. A través de un retiro espiritual retomamos nuestro camino con fe y esperanza.
7. La Devoción a la Virgen María nos acerca más a Dios. Amemos a la Santísima Virgen, la madre de Jesús y madre nuestra. La piedad a la Virgen se vive a través del Rosario, el Ángelus, las Romerías, el Acordaos. Ella nos da fortaleza y nos soporta en las dificultades.
8. La visita al Santísimo es el reconocimiento de la omnipotencia de Dios y de su magnanimidad. Él en su misericordia nos acoge y nos protege de todo peligro.
9. La Santa Misa es la vitamina necesaria para la lucha diaria, ante las tentaciones o las desavenencias. Es el “centro y raíz de la de la vida espiritual cristiana” (cfr. ECP, 87; F, 69).
10. Las industrias humanas nos recuerdan la necesidad de estar cerca de Dios y de la Virgen. Por ejemplo: la imagen de la Virgen, el Cristo, el Rosario, nos ayudan a recordar la necesidad de encuentro con Dios y nuestra Madre Santa. Por eso cuando pasemos por el frente de una imagen, hagamos oración mental o una jaculatoria.
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Vivian Forero Besil
Especialista en Pedagogía e Investigación en el aula, Licenciada en Educación Básica y especialista en Gerencia de Instituciones Educativas. Con amplia experiencia en docencia. Felizmente casada y madre de un niño. Creadora de Santa Pureza: «Arte religioso con un propósito: amar más a Dios». Instagram santa_pureza. Tik Tok: @santa_pureza