Existen individuos con los que es complicado relacionarse. Cuando interactuamos con este tipo de personas, o si nosotros mismos somos así, podemos causar mucho daño a los demás y a nosotros mismos. Veamos cómo podemos mejorar nuestras relaciones con personas difíciles:
• No entres en su juego: Si la otra persona está de mal humor o disfruta causando dolor, ese es su problema. Tu objetivo es intentar que su comportamiento y comentarios te afecten lo menos posible. No le des importancia a lo que dice y continúa con lo que estabas haciendo sin prestarle demasiada atención.
• Analiza tu comportamiento: Reflexiona sobre por qué te sientes mal y cómo has actuado frente a esa persona.
• Sé auténtico: No cometas el error de tratar a estas personas de la misma manera que te tratan. Si interactúas con personas difíciles, corres el riesgo de volverte como ellas. El mal trato que nos dan despierta en nosotros un pequeño deseo de venganza. Actúa de acuerdo a lo que creas que es correcto.
• Convéncete de que los demás también deben esforzarse para llevarse bien contigo: A menudo pensamos que somos nosotros los culpables cuando no logramos conectar con personas difíciles. Debes entender que es imposible ser amigo de todo el mundo. La autoridad que las personas difíciles nos imponen puede hacernos sentir débiles e inseguros. Debes cultivar la autoestima y la confianza en ti mismo, sabiendo que eres un ser valioso al igual que esa persona que te causa tanto respeto o miedo. La otra persona también debe esforzarse si desea mantener una buena relación contigo.
• Sé asertivo: No entrar en el juego que propone la persona difícil es demostrarle que existe una forma alternativa de comunicarse. Para ello, es fundamental mantener la calma y utilizar la asertividad.
• Abandona el juego: Cuando ya has comprobado que, hagas lo que hagas, no consigues un trato respetuoso por parte de esa persona, abandona el juego. Una retirada a tiempo es la mejor de las victorias. Utiliza el silencio como respuesta, retírate a otra habitación, dile sencillamente que no estás dispuesto a ser el blanco de los enfados de nadie. Descubre todas las formas diplomáticas de establecer límites en la relación.
Por Equipo AIRE, colaboradores permanentes de LaFamilia.info
