Cuando el diálogo desaparece en el matrimonio, muere el amor y da cabida al resentimiento. Sin embargo, restablecer el diálogo puede devolver la vida a una relación muerta. De hecho este es el milagro del diálogo.
El primer paso del diálogo entre dos personas es el hablarse (y, a veces, escribirse). Es importante decir las cosas, especialmente las cosas bonitas: “yo te quiero mucho”, “te quiero cada día más”. Es importante también decir las cosas que no nos gustan: “esa decisión tuya no me gustó porque fue precipitada”. En las cosas negativas debemos tratar de ser correctos y oportunos.
En pareja, el diálogo es una herramienta básica. Por ello todo esfuerzo de aprendizaje en este campo, especialmente durante los primeros años de convivencia, será muy enriquecedor porque crea el hábito y va dando ocasión de superar dificultades que surgen del temor, de la vergüenza, de la desconfianza, etc…
Es verdad que no se puede estar todo el tiempo hablando de cosas íntimas y profundas, pero tampoco se debe pasar la vida en la superficialidad. Lo importante también es que la pareja asegure su comunión íntima y los dos sabrán si están tocando fondo o no.
Reglas para no ignorar
La primera regla es buscar «tiempos fuera» para dialogar. Dedique al menos una tarde cada mes. Normalmente las parejas logran organizarse para ir a otro tipo de reuniones ¿Por qué no pueden hacerlo para alimentar su propio amor con el diálogo y la comunicación serena?
El siguiente paso es exponer en común los miedos y las dificultades personales para la comunicación que cada uno ha identificado en una reflexión personal, tratando de responder a estas preguntas:
- – ¿Qué miedos o dificultades hemos identificado? Analizarlos conjuntamente y añadir otros que puedan surgir de la experiencia de la pareja.
- – ¿Cómo afectan estas dificultades a la comunicación de la pareja?
Luego se deben tener en cuenta los siguientes siete conceptos para lograr un diálogo de pareja efectivo:
Disponibilidad
Disponibilidad para el diálogo es quererlo, es buscarlo, es estar lo bastante pendiente del otro como para satisfacerle en lo que pueda desear.
– ¿Creemos en la eficacia del diálogo y estamos dispuestos a aceptar de antemano sus exigencias?
– Cuando dialoga con su cónyuge, ¿qué pretende?
– ¿Estamos dispuestos a aceptar la verdad y el bien como el otro la vive o la siente, no como a mí me parece?
Escucha
La escucha requiere una actitud receptiva. Escuchar es más que oír, es abrirse por dentro. Escuchar exige humildad y paciencia, pues ninguno tiene toda la verdad. Escuchar exige sobre todo amor, en los gestos, en la mirada, en la actitud de la persona.
– ¿Cree que el otro tiene siempre algo interesante que aportar?
– ¿Piensa a menudo que usted tiene más razón que su cónyuge?
– ¿Se esfuerza por entender siempre lo que dice el otro?
Expresión
El mejor diálogo se produce cuando se dicen las cosas como se ven y sienten, buscando las expresiones que, siendo claras, sean al mismo tiempo amorosas.
– ¿Su hablar es impositivo, a la defensiva o acusador?
– ¿Sucede de vez en cuando que terminan enfadados?
– ¿Su manera de hablar fomenta el diálogo o corta la confianza?
– ¿Es usted terco en sus ideas, hay ironía en sus expresiones?
Adaptación
El diálogo debe permitir tomar las medidas justas de cómo es el otro en cada momento, lo mismo que el sastre renueva las medidas cada cierto tiempo, así en cada circunstancia se puede dar el paso adecuado para seguir caminando al unísono. El diálogo necesita tiempo y requiere escoger el momento y el lugar oportunos.
– ¿Ha habido algún descuerdo simplemente por no hablar del problema?
– ¿Cómo encontramos los momentos adecuados para hablar en nuestra ajetreada vida social y familiar?
– ¿Tenemos en cuenta el estado de ánimo de cada uno para estar seguros de que hay el clima necesario que invita al diálogo?
Complicidad
El diálogo hace consciente y expresiva esa relación interpersonal que por venir del amor, no tiene límite. La eficacia del diálogo está en comunicar los sentimientos con la mayor simplicidad y realismo, siempre en actitud de amor.
– ¿Cómo ayuda el diálogo a descubrir y a conocer al otro?
– ¿Existe la suficiente confianza para que el diálogo sea auténtico?
– ¿Qué otros medios existen en el diálogo además de la palabra?
Apertura
Valorar al otro significa maravillarse un poco ante lo que es y lo que dice. La rutina de la vida tapa muchas cosas bonitas y el diálogo ayuda a descubrirlas. Valorar al otro exige que la confianza se gane antes de exigirla.
– ¿Qué lugares o momentos ayudan más para abriros en el diálogo?
– ¿Tiene en cuenta al otro, lo respeta y lo valora profundamente?
– ¿Sucede a veces que, antes de que el otro hable, ya has menospreciado lo que va a decir?
Revelación
El diálogo imita el estilo de Dios que, a través de la revelación y de la oración, ha establecido un continuo diálogo con la Humanidad, diálogo pleno porque no se reduce a un intercambio de ideas sino a una comunicación de vida. Un matrimonio no puede ser silencioso.
– ¿Qué es lo que nos impide ser espontáneos y superar los miedos, los complejos, el orgullo y los falsos pudores?
– ¿Somos capaces de revelar nuestra intimidad al otro cuando dialogamos?
El diálogo NO ES:
- – Una discusión de ideas, buscando quién tiene razón o cómo conjuntar las opiniones de los dos.
- – Hablar de otros, aunque sea sin espíritu de crítica, en un simple comentario.
- – Una simple información de las cosas acaecidas o de los acontecimientos previsibles. Es algo muy diferente del telediario o de la sobremesa.
- – Un monólogo, aunque se haga a dúo.
- – Una técnica. El diálogo conyugal tiene poco de técnica y mucho de actitud y de ejercicio.
- – Una cuestión de temas importantes. La vida está hecha de acontecimientos ordinarios y de convivencia de personas, y éste es tema suficiente.
Fuentes: Michael Ryan Grace – Catholic.net, pazybien.org