Blogs LaFamilia.info – 27.04.2015
Como se acerca mayo, mes en el cual muchos niños reciben su Primera Comunión, quiero combinar dos temas, el de la formación de la inteligencia moral en los niños con el de la Primera Comunión.
La noción de inteligencia ha ido ampliándose y hoy se habla de muchas inteligencias como lo planteó Howard Gardner en 1993 con las inteligencias múltiples: lingüística, musical, visual y espacial, naturalista, lógica-matemática, intrapersonal, interpersonal, corporal y la espiritual. Posteriormente David Goleman en 1995 introdujo la inteligencia emocional, capacidad para manejar las emociones. En 1997, Robert Coles enriquece los conceptos de Gardner y Goleman, con sus planteamientos de inteligencia moral. La inteligencia moral no es otra cosa que la capacidad de hacer el bien, de ser bondadoso.
El concepto es viejo y nuevo al mismo tiempo. Desde el inicio de la humanidad hubo reflexión sobre lo que está bien y lo que está mal, la filosofía, la ética, la religión, el derecho y la educación se han ocupado de ella. No se llamaba entonces “inteligencia moral”.
“Desafortunadamente, a raíz de la crisis de valores que atraviesa la sociedad actual, se ha llegado al extremo de que se considera que ser una persona bondadosa es casi una desventaja, como lo indica el hecho de que ahora los bondadosos son llamados “nerdos”, sinónimo de tontos, de quien todo el mundo se burla y aprovecha. En efecto, desde que el éxito, la felicidad y el progreso se entienden en términos de acumular bienes, escalar posiciones y cosechar fama y poder, todo lo que no contribuya a tal fin se considera irrelevante. Así, el arribismo, la competitividad, el protagonismo, etc., han remplazado a la sencillez, la compasión, la rectitud, la generosidad, la solidaridad; en otras palabras, a la bondad.” Ángela Marulanda.
La edad del uso de la razón
Se dice de la edad de los siete años en adelante. En esta edad el niño se convierte en una persona interesada en comprender las razones del mundo: cómo y por qué funcionan las cosas, pero también cómo debe comportarse en las diferentes situaciones y por qué. Es la edad del despertar de la conciencia, porque todo se lo cuestiona. Hay que estimular al niño el querer y desear hacer actos buenos, y de adquirir el compromiso de su formación personal. En esta edad o al año siguiente, se recibe la Primera Comunión.
“No nos engañemos, nos dice Vicente Huertas, los niños son capaces de probar las creencias y valores de los adultos y detectar con facilidad su capacidad para comprometerse con lo que creen. De ahí la confusión que se puede crear cuando encuentran mensajes cruzados o contradictorios. Por eso es tan fundamental la coherencia que ven en sus padres”. El niño aprende de alguien mayor a quien admira y en quien confía.
La Primera Comunión
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente los padres “han de ser para con sus hijos los primeros y principales educadores de la Fe tanto con su palabra como con su ejemplo. La misión de los padres es la de crear las disposiciones adecuadas para que sus hijos respondan generosamente y reciban ese don de Dios para conseguir que esa Fe se haga día a día más viva, explícita y operativa.” (Vaticano II)
Si la Fe es importante para los padres porque quieren que sus hijos crezcan en esa Fe y por esto aprueban y acompañan la decisión de que hagan la Primera Comunión, deben prepararse a fondo para explicarla y por lo tanto se hace necesaria una formación personal, un conocimiento y un compromiso personal de la doctrina cristiana.
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Prince Martínez
Tulia Martínez de Barrios, más conocida como “La Prince” es Orientadora Familiar de la Universidad de la Sabana y Universidad de Navarra (España). Fundadora de los colegios de la Asociación para la Enseñanza, Aspaen en Cartagena, Colombia. Asesora y consultora en temas de dirección, administración y gestión de la educación.