Por Pilar Velilla / FamilyandMedia – 25.01.2022
foto: freepik
Desde la creación del hombre y la mujer, los seres humanos quieren alcanzar la felicidad, esa condición de vida que adquiere la persona que está plenamente satisfecha consigo misma y con el mundo, no obstante, sus problemas, sus fragilidades, el dolor propio y de aquellos de quienes le rodean…
Esa búsqueda incesante muchas veces lleva a lugares equivocados. Cuántas veces nos encontramos con individuos que, a pesar de tenerlo todo -dinero, trabajo, salud, bienes materiales- se sienten vacíos por dentro.
Aristóteles ya lo decía en el siglo III a.C. “El hombre feliz vive bien y obra bien”. Porque la dicha tiene que ir encaminada a la virtud, al bien.
Víctor Frankl, el psiquiatra austríaco que vivió en el campo de exterminio de Auschwitz, escribió sobre ella en su obra “El hombre en busca de sentido”. Descubrió, viviendo allí, que los hombres que tenían un propósito de vida sobrevivían más en aquella cárcel de los horrores.
En las últimas décadas, son muchos los investigadores que han tratado de cuantificar la felicidad. Uno de ellos es Matthew Killingsworth, estadounidense que hizo su doctorado en Harvard sobre este tema en 2009.
Junto con su mentor, ideó la aplicación “Track your happiness” (Rastrea tu felicidad, en español) con la intención de evaluar un gran número de personas, en distintos momentos del día, acerca de su felicidad.
El proyecto resultó ambicioso dado que nunca antes se había podido valorar una muestra tan elevada, que respondiera in situ sobre lo que está sintiendo. Todo lo que tenían que hacer los candidatos era bajarse la aplicación al smartphone (es una aplicación sólo apta para IPhone) y automáticamente empezarían a recibir notificaciones a modo de encuesta en diferentes instantes.
Con cada notificación, primero de todo se enviaba una breve encuesta de situación, para continuar con preguntas sobre que estaba sucediendo, dónde se encontraba la persona y cómo se sentía en ese preciso momento.
Aproximadamente cada 50 respuestas la app genera un informe de felicidad que resultaba muy útil para el individuo. En él tenía información valiosa de forma que podía corregir los elementos que le habían alejado de ese estado de bonanza.
Una app que mejora la salud mental
Se ha encontrado en diversos estudios que la utilización de pantallas está relacionada con un empeoramiento de la salud mental de las personas. Sin embargo, puede que debamos dar un voto de confianza a las buenas intenciones del doctorando pues parece que un buen uso puede incluso ayudar a mejorarla.
Killingsworth llegó a las siguientes conclusiones:
1. Paradójicamente, las enormes mejoras en las condiciones de la vida humana -casas más grandes, tecnología más poderosa, mejor atención médica- sólo han logrado mejoras modestas en la felicidad.
2. Descubrió que factores como el ejercicio físico, la meditación, el voluntariado, una buena higiene del sueño, una alimentación equilibrada, … afectan más positivamente.
3. Los palos fuertes de la vida afectan de forma directa en la felicidad: pérdida del trabajo, muerte de un familiar o amigo, enfermedad…
4. Estar en contacto con gente nos predispone a la plenitud. Poder contar con alguien y, sobre todo, sentirse cuidado.
5. La mente errante es una mente infeliz:
a. Recordamos mal nuestro pasado. Tendemos a focalizarnos en lo negativo
b. Nos evadimos hacia el futuro, soñando algo mejor de lo que tenemos
6. La clave de la felicidad es vivir el momento y estar en el hoy y ahora.
¿Y la aplicación funciona cuando uno está deprimido?
Track your happiness puede resultar útil para las personas que tienen una felicidad que fluctúa, pero sin llegar a tener un impacto negativo en su salud mental.
Sin embargo, ante un individuo con enfermedad mental, tipo un cuadro depresivo severo, no sucede igual. No debemos olvidar que este mal se caracteriza por la apatía (falta de motivación) y anhedonia (falta de placer). Las personas deprimidas no tienen el ánimo para estar contestando encuestas. Además, son enfermos que precisamente lo que necesitan es rodearse de gente y no estar aislados dependiendo del móvil.
Aún hay mucho estigma en torno a los que sufren depresión. Claramente no se los está comprendiendo si se espera que su enfermedad mejore a través de una aplicación.
De todas formas, uno puede ser feliz independientemente de las circunstancias adversas por las que esté atravesando.
Para ello, será necesario que tanto enfermos como sanos aprendan a identificar su propio propósito de vida, como decía Frankl, que no pasa por llenarse de cosas materiales y de egoísmo sino por vaciarse de uno mismo en la entrega al prójimo y a Dios, poniendo los talentos recibidos a Su servicio.
*Colaboración de www.FamilyandMedia.eu para LaFamilia.info