Todo padre quiere que sus hijos tengan vidas saludables y gratificantes, sin embargo paro muchos la sexualidad es un tema que les resulta difícil abordar con ellos. Temor a equivocarse, miedo de no tener todas las respuestas, vergüenza o posiblemente muchos aprendieron que el sexo era un tabú para hablar de él. La mayoría se sienten así y no deben sorprenderse; la gran dificultad se debe a que existe una marcada tendencia en confundir los términos Sexo y Sexualidad, es necesario vivenciar que la sexualidad es mucho más que simple genitalidad.
¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad tiene que ver con el sexo, pues desde que nacemos son visibles aquellas características anatómicas y fisiológicas que son determinadas genéticamente; pero la sexualidad es algo que va más allá del simple hecho de ser hombre o mujer, la sexualidad incluye, las emociones, las fantasías, los miedos…Se nace con un sexo y se aprende adecuada o inadecuadamente “mi ser masculino o femenino”. Es decir, la sexualidad se educa. Parte desde una condición biológica y desde allí se desarrolla la identidad sexual. Es un proceso, se va construyendo, aprendiendo e influenciando por la familia, la sociedad y la cultura en que nos desenvolvemos.
Desde que nacemos, hombres y mujeres empezamos a ser tratados de una manera diferencial por parte de quienes nos rodean. A las niñas se les viste de rosado, se le compran muñecas y ollitas, se les carga suavemente, se las describe como delicadas, lloronas, dulces; a los niños por su parte, se les viste de azul, se les compran carritos y pistolas, se les trata más fuerte y se les describe como inquietos y activos. Estas primeras experiencias aparentemente sin importancia, comienzan a marcar la manera como nos ven mas y nos sentimos por el hecho de ser hombrees o mujeres.
La temática de la sexualidad es parte tan integrante del niño como cualquier otra y merece atención en la medida necesaria. Hoy en día la distorsión que causan las películas, las noticias de los periódicos, los artículos de las revistas, los programas de televisión e Internet, entre otros, confunden o hacen que se modifique el concepto que los niños y jóvenes tienen frente a la sexualidad. Es ahí donde entra usted como padre, madre o adulto que está en contacto con él a ayudarle a solucionar sus dudas
¿Qué es la orientación sexual?
Es un proceso que dura toda la vida y debe consistir en dotar a sus hijos en conocimientos, valores y actitudes necesarias que les permitan vivir su propia sexualidad de una manera responsable, positiva y creadora, dentro del contexto sociocultural en el que se desenvuelven.
Para desarrollar una sexualidad madura que integre sus múltiples dimensiones, buscando la realización armónica de la persona, es necesario educar en valores. Donde no hay valores no hay verdadera educación. Los niños necesitan poder relacionar la información con su propia escala de valores que se encuentra en formación. La educación sexual y los valores siempre deben ir juntos.
¿Cómo educar en valores?
Los valores no se enseñan ni se memorizan, sino que se transmiten, se sienten, se demuestran, se limitan, se reflejan.
Educar en valores no se trata pues de dar grandes listados de fórmulas; la educación afectivo-sexual en los valores consiste en ir despertando y alimentando la sensibilidad, el sentido ético.
El niño en edad preescolar obedece a sus padres y profesores y sigue las reglas aunque no entienden el propósito de dichas reglas, sin embargo así comienza a desarrollar un sentido de equidad y de justicia social.
A medida que va creciendo el niño a través de sus relaciones con otras personas, ya construyendo sus propios valores morales, lo cual le permitirá actuar automáticamente tomando elecciones entre varias alternativas en un momento dado; la autonomía moral aparece con el intercambio de opiniones, no solamente considera su punto de vista, sino también el de las otras personas afectadas por su conducta.
En cambio una moralidad heterónoma, una persona juzga el bien y el mal a partir de las reglas establecidas y por la voluntad de las personas que tienen el poder.
¿Puede causar daño la información en sexualidad?
Varias investigaciones han demostrado que la información por si misma no es dañina, ni provoca mayores inquietudes; lo que ocasiona efectos negativos es la manera como se comunica dicha información, las actitudes negativas frente al sexo de las personas que la brindan, la información contradictoria que se recibe a través de diferentes canales y los contenidos que se incluyen. Conocer la verdad es menos inquietante que no conocer los hechos y estar en la duda de cuáles son estos. Los niños que no han sido informados, son los que con más frecuencia llevan a cabo experimentación sexual, porque es la forma como pueden obtener información. Los jóvenes pueden tomar mejores decisiones sobre el sexo cuando tiene toda la información que necesitan y cuando no hay tabú acerca de lo que pueden hablar en la casa.
¿Cuándo es el mejor momento para empezar?
Proporcionar información a los hijos requiere de un flujo de información suave y continuo que debe comenzar con la mayor anticipación posible. Es mejor iniciar cuando los niños empiezan a recibir mensajes sobre la sexualidad y empiezan a recibirlos desde el momento en que nacen. Pero no se preocupe si no ha empezado todavía, nunca es demasiado tarde. No trate de hacerlo de una sola vez, lo más importante es tener una actitud abierta y estar disponible cuando su hijo quiera hablar.
¿Qué quieren saber sus hijos?
Para lograr una madurez afectivo-sexual adecuada a la edad de su hijo, es necesario que le proporcione información precisa y adecuada según la etapa de desarrollo de su ciclo evolutivo.
SUMINISTRE INFORMACIÓN PRECISA SEGÚN LA ETAPA DE DESARROLLO DE SUS HIJOS
Del nacimiento a los dos años
A los bebés les damos un sentido de quienes son desde que nacen. Los hacemos sentir seguros o inseguros mediante la forma en que los tocamos, el tono de nuestra voz, permitiéndoles que se sientan cómodos con sus cuerpos y sus emociones.
A lo largo del baño así como le van nombrando cada parte del cuerpo como el ombligo, no olvide decirles “este es tu pene” o “ esta es tu vagina”. Todo ello de forma natural. Con ello conseguirá que su hijo aprenda las partes de su cuerpo con un vocabulario correcto. A medida que sus hijos crezcan, usted puede continuar su educación añadiendo gradualmente más información.
Si hace todas estas cosas de un modo agradable y cariñoso les desarrollará sentimientos saludables sobre su sexualidad.
De tres a cinco años
Entre los 2 y 3 años su hijo empezará a descubrir las diferencias entre los hombres y las mujeres. Las niñas querrán parecerse a la mamá y los niños al papá, lo que significa que van adquiriendo y reconociendo las características propias de su sexo.
A esta edad empiezan también a interesarse por temas como “de dónde vienen los niños”, “cómo llegó mi hermanito a la barriga de mi mamá”, etc. Explique la verdad sobre “la cigüeña”. Las reacciones de los padres ante esta inquietud de los hijos es muy variada. Algunos se ponen nerviosos e inventan cualquier respuesta, otros se preparan “intelectualmente” y esperan estas preguntas para dar explicaciones amplias, que finalmente terminan confundiendo al pequeño. Lo importante es dar respuestas de una manera muy sencilla y espontánea, que sean precisas, verdaderas y se centren en lo que el niño quiere saber. Evadirlas o dar explicaciones mas allá de suinterés lo confunden y lo angustian. Trate de responderle siempre con suficiente paciencia y buen ánimo.
De cinco a siete años
A esta edad las explicaciones deben ser cortas y ceñidas a lo que preguntan.En esta edad están empezando a descubrir su propia feminidad o masculinidad. Y puede ser que sólo quieren estar con personas de su mismo sexo0. Por eso es muy común que digan que odian a los niños del sexo opuesto. No deben reírse de ellos por esto.
Comience a hablar sobre la sexualidad desde temprana edad y con frecuencia, ya que así se tiene más oportunidad de hablar del amor y cariño y a medida que van creciendo se pude profundizar en el tema del sexo propiamente dicho.
Es posible que los niños en primaria tengan pena de hacer preguntas, pero eso no quiere decir que no tengan preguntas: la mayoría han escuchado acerca de cosas como el SIDA. la violación y el abuso de niños, así siga hablando con ella.
Los Pre-adolescentes (8 a 12 años)
Los niños pueden asustarse y confundirse con los cambios repentinos que experimentan sus cuerpos cuando llegan a la pubertad. Para poner fin a sus inquietudes hable con ellos no solo sobre su etapa de desarrollo actual, sino sobre las siguientes etapas.
Una niña de 8 años de edad tiene la madurez suficiente para aprender sobre la menstruación, del mismo modo que un niño de esa edad puede conocer los cambios que experimentará su cuerpo en el futuro.
Los niños se preocupan por el tamaño de su pene, las niñas por el tamaño de sus senos, asegúrele que no hay dos personas iguales.
Los niños están fascinados en la forma en que cambian sus cuerpos, es común que miren y toquen sus órganos sexuales, están listos para saber acerca del sexo y la reproducción. Quieren saber sobre las relaciones sociales y las relaciones sexuales. No se preocupe si no conoce todas las respuestas a las preguntas de sus hijos o si se siente incómodo tocando el tema. Puede hablar con ellos abiertamente. Recuerde que la educación es tan importante como la comida, la protección y el cuidado amoroso.
Adolescentes de 13 a 18 años
Este período es un poco preocupante para la mayoría de los padres, ya que sus hijos empiezan a salir con frecuencia y ya no se tiene control absoluto de lo que hacen cuando ellos no están presentes. Aquí es donde se verá reflejada la relación que se ha mantenido a lo largo de la niñez entre padres e hijos.
Al llegar la pubertad y entrar en la adolescencia el joven quiere ser independiente, le gusta tener libertad y ejercer dicha libertad, pero al mismo tiempo no sabe y no está acostumbrado a usarla, necesita ayuda, aprecia el consejo paterno y materno. Se produce así una lucha entre sus deseos e independencia y su miedo a perder la dependencia
Como alguien dijo: el adolescente es un cuerpo maduro en una mente inexperta. Esta condición de madurez biológica e inmadurez emocional le produce un estado de tensión y se ve obligado a realizar un lento aprendizaje que le permitirá adquirir nuevas técnicas que faciliten su ingreso al mundo adulto.
Los jóvenes deben aprender y entender lo que es el “sexo seguro” que reduzca el riesgo de enfermedades de transmisión sexual. Deben saber cómo tener relaciones sexuales sin herirse o herir a otras personas y deben saber que ellos son responsables por lo que hacen. En forma prudente converse sobre el tema de los amigos y las amigas y la futura elección de novio o novia. Déles ejemplo y presente a los jóvenes una visión alegre y optimista de lo que es el noviazgo y el matrimonio.
Ayude a los adolescentes a fijar metas y a explorar opciones para el futuro, explíqueles también cómo un embarazo prematuro podría tener efectos negativos, ya que ellos serían los responsables de atender y proveer al bebé; si usted ayuda a sus hijos a entender las consecuencias de sus actos, es más probable que ellos tomen buenas decisiones ahora.
Supervise las actividades de sus hijos sin dejar de entender que los adolescentes necesitan cierta independencia. No use tácticas para asustarlos, para evitar que los jóvenes tengan relaciones sexuales, eso no funciona. No asuma nada. Por ejemplo, si su hijo pregunta: ¿a qué edad puede tener relaciones sexuales?, no quiere decir, “estoy pensando en tener relaciones sexuales”
Tenga en cuenta que la labor de un padre nunca termina. No importa cual sea su edad; de una manera u otra, los hijos siempre necesitarán a sus padres.
Algunas sugerencias para mejorar la comunicación sobre temática con sus hijos:
- Haga de la sexualidad algo normal.
- Deje atrás las ideas anticuadas que le impiden comunicarse honestamente con sus hijos: hable con ellos abiertamente sobre el amor, las relaciones y la sexualidad.
- Examine sus propias convicciones.
- Es bueno que esté al tanto de lo que sus hijos ven, leen y escuchan, a veces un simple comentario sirve para iniciar una conversación importante y productivo.
- Deje que sus experiencias faciales, el tono de voz y el lenguaje del cuerpo apoye lo que dice con las palabras.
- Reconozca sus propios temores y preocupaciones sobre la sexualidad.
- Hable sobre el tema porque usted es el educador sexual más importante de su hijo.
- Aprenda la información básica sobre la salud sexual, la reproducción, el VHI, etc. De esta manera usted podrá discutir los hechos a un nivel que su hijo/a lo pueda comprender, podrá definir cualquier palabra o término confuso y puede sentarse con más confianza ante las preguntas que ellos le formulen.
- Si el tema no surge, no espere. Usted puede iniciar la conversación. Un buen momento para conversar es cuando ninguno de los dos tenga otras cosas que hacer. No se distraiga con el teléfono o con otras cosas que reclaman su atención en ese mismo momento.
- Primero verifique los conocimientos que tiene su hijo/a sobre la sexualidad. Por ejemplo, si pregunta ¿qué es la menstruación?, pregunte ¿qué crees tú que es?. Asegúrese de decirle: ¡esa es una buena pregunta! Déle a sus hijos la oportunidad de conversar con usted sobre sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
- Permítale a su hijo/a terminar de hablar antes de responderle. Mantenga contacto visual y escúchelo, posiblemente con los adolescentes pueden haber desacuerdos, pero siga respetando lo que él dice.
- Pida una retroalimentación: ¿era lo que estabas preguntando?. Manténgase abierto a preguntas de seguimiento: ¿Hay alguna cosa que no contesté y que te preocupa?.
- Demuestre que usted, valora las ideas de sus hijos haciendo preguntas como: ¿Qué harías tù si…? ¿Qué piensas sobre…? O ¿Qué te parece…? Estas preguntas mantienen el diálogo abierto.
- Dé respuestas honestas, cortas y sencillas.
- Sea claro en cuanto a los valores y déjeles saber que hay otras personas con diferentes valores sobre la sexualidad. Enséñeles que es importante respetar las diferencias.
- Sea un buen ejemplo para demostrar a sus hijos como se enriquece la vida a través de los valores.
- Los valores ayudan al hombre a encontrar más fácilmente la felicidad. A veces cuesta vivirlas, pero mientras mejor se viven más felices somos y más felices hacemos a quienes nos rodean.
- Pregúntese si está llevando una vida recta y congruente con los valores que desea transmitir a sus hijos.
- En las conversaciones ponga usted la mayor objetividad posible, sin apreciaciones subjetivas ni adjetivos calificativos.
- Déle elementos para que desarrolle la capacidad de amar, que experimente el afecto y la ternura, favorezca el desarrollo de actitudes como la solidaridad, la honestidad, el compromiso con el otro.Favorezca el discernimiento, proponiendo principios morales que orienten a la conciencia recta en cada circunstancia, creando espacios donde sus hijos puedan reflexionar sobre sus actitudes y opciones, para posteriormente revisar si son coherentes con sus ideales.
Inspiración
PROGRAMA PARA LA FORMACIÓN DE PADRES
Una publicación del programa “Inspiración”.