Gran parte del rendimiento académico de los estudiantes depende de las labores académicas que realizan en casa. Y aunque no se trata de que los padres sustituyan a los profesores, ni de que hagan las tareas escolares de sus hijos, deben estar presentes en la supervisión y elaboración de los trabajos en casa.
Existen varias formas de ayudar a los hijos. Uno de ellas es la orientación para adoptar un adecuado hábito de estudio, pues de éste dependerá un buen desempeño en el colegio.
Empiece por identificar si sus hijos están estudiando de manera adecuada pues la experiencia nos dice que una inmensa mayoría de niños no saben estudiar. Antes de imponer cualquier método académico, debe invitar al niño a revisarse y a cambiar de actitud.
Son muy frecuentes los siguientes malos hábitos de estudio:
- El memorismo: Este defecto nace del predominio del afán de retener sobre el de pensar y comprender. Por ejemplo, aprenderse las lecciones de memoria con las mismas palabras del libro y recitar textualmente párrafos que no se entienden. En buena parte ha sido fomentado por el tradicional sistema de enseñanza en el que se daba mucha más importancia a la cantidad de información poseída que a su comprensión.
- El estudiar simplemente para aprobar: Se estudia únicamente cuando se anuncia un examen y una vez aprobada la materia se archivan los libros para siempre. El estudio en este contexto, es una mera obligación, una actividad impuesta y no una actitud de búsqueda del saber.
- Mala distribución del tiempo: No se tienen criterios adecuados para organizar el trabajo y distribuir el tiempo de estudio. Así, por ejemplo, es muy normal estudiar únicamente en vísperas de una prueba, lo que supone concentrar masivamente todo el trabajo en pocas horas. Este procedimiento hace que el estudio sea irracional (no se puede «digerir» adecuadamente tanto contenido en tan poco tiempo) y además da lugar a peligrosas situaciones de fatiga intelectual.
- Estudiar de una forma pasiva: Para muchos estudiantes no existe ninguna diferencia entre leer una novela y estudiar una lección (la lectura recreativa es siempre de poca exigencia comprensiva, amena y no es necesario retener ni dar cuenta a nadie de lo aprendido. El estudio, por el contrario requiere mucho más esfuerzo: reclama del estudiante la actitud de profundizar en la comprensión de lo leído, relacionarlo con otras cuestiones o materias, integrarlo a su experiencia y aprendizaje anterior, ser capaz de recordarlo, de expresarlo adecuadamente, e incluso de utilizarlo de forma práctica, es decir, saber aplicar lo aprendido).
Por estudio pasivo se entiende la simple lectura sin esfuerzo mental, la falta de auto exigencia para aprender, pero también la ausencia de actividades concretas a lo largo del proceso de aprendizaje: subrayar o anotar las ideas más importantes, acudir al diccionario, sintetizar lo estudiado por medio de un resumen o esquema, etc.
Cómo orientar a sus hijos en las tareas
Orientar no es imponer procedimientos, sino proporcionar a cada chico una información acerca de la naturaleza de su trabajo y de sí mismo, de tal modo que vaya deduciendo consecuencias personales y desarrollando una iniciativa y estilo propio de trabajo. Una cuestión importante es que los chicos vean los estudios como una responsabilidad suya (responsabilidad que no disminuye o se comparte con otros por el hecho de que éstos orienten o ayuden de algún modo).
Seleccione objetivos concretos y puntuales para cada chico y cada momento o situación. Por ejemplo, determinar un horario de estudio fijo, consultar en el diccionario las palabras desconocidas; mejorar la escritura; aprender a sintetizar un tema, etc.
Por último, tenga en cuenta que para exigir y controlar sin coartar la iniciativa de los chicos, puede ser muy útil el método de la pregunta. Por ejemplo: Qué tienes que hacer hoy? Cuándo vas a hacerlo? Cómo vas a hacerlo? Cómo sabrás si lo has hecho bien?