Formar maestros es apostar a un mejor futuro

LaFamilia.info – Analitica.com

La formación de la planta docente tiene repercusiones más allá del salón de clases. Las metas de crecimiento, desarrollo y bienestar social que las naciones determinen para sus profesores, tendrán una estrecha vinculación con los resultados que se obtengan en las aulas.

Un recorrido por el mapa nos permite comprobar que los países que invierten en la profesionalización de su cuerpo docente alcanzan altos niveles de aprendizaje, lo que impacta positivamente en el desarrollo socioeconómico de su población.

Pocos dudan de la importancia de contar con maestros calificados. Sin embargo, el desempeño del docente se encuentra hoy cuestionado. Sus derechos, sus funciones, la calidad de los resultados obtenidos y las herramientas que utiliza en su quehacer, son observados y revisados ante el avance tecnológico, con un entorno en constante cambio y frente la expectativa creciente de la sociedad respecto a la aportación de su gestión.

El maestro se enfrenta a condiciones novedosas, por lo tanto, su formación deberá corresponder a los retos actuales. La toma de conciencia de los cambios que en el entorno del docente se han producido, permite determinar las habilidades y las competencias que requiere para realizar su oficio y los programas de formación que le ayudarán a desarrollarlas.

Los cambios en el entorno y en la figura del docente

Tradicionalmente, la tarea de enseñar fue considerada una misión más que una profesión; el trabajo del docente se asociaba a un apostolado y se desdibujaba su condición de trabajador. La función principal de la escuela era la construcción del sentido de nación y de la cohesión social, lo que respondía a las necesidades históricas. En este contexto, la escuela era un espacio sagrado de aprendizaje.

Por lo tanto, el oficio docente presentó particularidades que no aparecían en otras profesiones, sobre todo por las expectativas que la sociedad puso en los resultados de la labor del magisterio. El maestro era un transmisor de la ética, y la función técnica de desarrollar aprendizaje quedó relegada a un segundo lugar.

Recientemente la aparición de algunos procesos sociales generales, cambió las condiciones de vida, y también introdujeron novedades en el rol de docente actual. Entre las condiciones que enfrentan los docentes en la actualidad, Tedesco y Tenti señalan las siguientes:

  1. Nueva conformación de las familias, y mayor acceso a los medios de comunicación masivos y otras instituciones de socialización: En el momento fundacional de la escuela, la socialización era una misión adjudicada al trío familia-iglesia-escuela. La función de la institución fue vital durante el creciente proceso de urbanización. El papel del docente ha sido afectado por procesos tales como el acceso a medios de comunicación de masa, la incorporación de la mujer al mercado laboral, y los cambios en la conformación de las familias. Estos cambios provocan que se solicite a la escuela que brinde lo que las familias, por su nueva conformación y entorno, dejaron de dar a sus miembros: contención emocional, orientación ético-moral. Esto implica la necesidad de desarrollar nuevas habilidades. Sin embargo, es pertinente reflexionar si éstas deben ser funciones del maestro.
  2. Cambios en los sistemas de producción y nuevas exigencias para ingresar al mercado laboral: Muchas habilidades que antes se adquirían en los lugares de trabajo, ahora requieren ser aprendidas en instituciones formales, lo que representa un nuevo desafío para los maestros. De ellos se espera que estén informados sobre el comportamiento del mercado de trabajo y sus necesidades. Ahora no sólo se trata de dar cohesión a la sociedad y sentido de nación, sino también de preparar individuos aptos para su incorporación al mercado productivo. El monopolio del conocimiento que mantuvo el maestro se ve amenazado por esta necesidad de vincular la escuela y el trabajo y por la aparición de otros agentes que auxilian en el proceso de aprendizaje y compiten con el docente.
  3. Los retos de la educación para afrontar la amenaza de la exclusión social: Paradójicamente, mientras ciertos sectores sociales disfrutan mejores condiciones de vida al incorporar avances tecnológicos y nuevos conocimientos que facilitan su ingreso al mercado laboral, otros, ajenos a estas transformaciones, son excluidos del trabajo productivo, agudizando la desigualdad de oportunidades. Bajo estas circunstancias, muchos maestros tuvieron que realizar tareas de asistencia social urgentes (alimentación, contención afectiva, moralización, etc.), que postergan la función tradicional de la escuela que es el desarrollo de los aprendizajes. Esta situación pone en primer lugar la necesidad de debatir la función del oficio docente y marcar sus límites y responsabilidades frente las del Estado y otros agentes del proceso educativo.
  4. Avance tecnológico en comunicación e información: Las innovaciones tecnológicas pueden tener efectos contradictorios en el oficio docente. Por un lado, pueden considerase como una oportunidad de mejorar el proceso de profesionalización docente, pero por otro, están quienes consideran que estas innovaciones pueden tener un carácter sustitutivo del docente, es decir, el maestro que realiza su tarea frente a frente con el alumno se vuelve arcaico, y puede sustituirse por la educación a distancia y el autodidactismo. Y aunque esto no parece probable, al menos en el corto y el mediano plazo, surge como amenaza evidente. Cierto o no, las nuevas tecnologías obligarán al maestro a convertirse en gestor y organizador de procesos de aprendizaje, lo cual implica la adquisición de nuevas habilidades.
  5. Origen y características sociales del docente actual: La condición socioeconómica del docente ha cambiado, y eso determina la elección de la profesión en función de los ingresos esperados, y también, la entrega y dedicación a la docencia. El impacto en la calidad de la educación es contundente. Estudios para el cono sur indican que los maestros son ahora más pobres, por lo que deben buscar alternativas de ingreso paralelas. La noble tarea de enseñar se trasforma en una de las tantas opciones para equilibrar el presupuesto familiar.
  6. Alumnos con nuevas condiciones sociales y culturales: Los destinatarios de la actividad educativa disponen de mayor acceso a la información, son más concientes de su derecho a participar y expresar opiniones, y los rodea un ambiente social y familiar desconocido para muchos docentes. También enfrentan formas de agresión y de violencia novedosas. Algunos maestros carecen de la idoneidad actitudinal y cognitiva necesarias para responder a esas particularidades, y el diseño de los programas de formación para el magisterio no incorporó aún estos aspectos. La definición y la construcción de la nueva profesionalidad docente son los grandes desafíos para el maestro actual y comprometido.
  7. Aspectos institucionales y organizativos del trabajo docente: La demanda social de calidad en la educación ha impulsado nuevos modelos de organización y de gestión que afectan la definición del papel de los maestros y demandan la adquisición de nuevas competencias. El ámbito escolar introduce agentes auxiliares como animadores, orientadores, especialistas en evaluación o en tecnologías, asesores psicológicos, que colaboran en el proceso educativo, lo cual implica la necesidad de desarrollar habilidades para el trabajo en equipo. Estos procesos copian experiencias del sector empresarial que no siempre se ajustan a la realidad escolar. Es necesario desarrollar dinámicas de trabajo interdisciplinario que permitan atender integralmente al nuevo alumno, que sean acordes al proceso educativo y que respondan a las diferencias regionales.
  8. Nuevas teorías pedagógicas y percepciones sobre el maestro: El papel social asignado al oficio docente variará de acuerdo al momento histórico. Y en cada uno de ellos, las expectativas de lo que pueda lograr el sistema educativo son muy grandes. Sin embargo, cada grupo social construirá conceptos distintos acerca de lo que es la escuela ideal. A partir de esta percepción se definen las funciones primordiales que el docente debe cumplir: facilitador del aprendizaje de los alumnos, transmisor de cultura y conocimientos, u otras que puedan presentarse como prioritarias según el momento histórico y las teorías pedagógicas vigentes. En un momento de profundos cambios sociales caen sobre los maestros enormes responsabilidades, y la definición de su papel es fundamental para determinar los planes de formación.

Relevancia de la formación docente

Si existieran cuestionamientos sobre la necesidad de invertir en la formación de los maestros, se pueden aportar algunos argumentos para fortalecer la posición a favor de la existencia de programas integrales que permitan tener una planta docente mejor preparada:

  1. Las habilidades y capacidades de los docentes determinan, en gran medida, la calidad del sistema educativo.
  2. La práctica del docente en clase está vinculada a su preparación profesional, lo cual impacta en el proceso de aprendizaje.
  3. Un maestro formado y dotado de las herramientas útiles para desempeñar su oficio proyecta una imagen de seguridad que impacta positivamente en el desempeño de los educandos.

La determinación de políticas y programas para la formación de la planta de maestros implica una fuerte inversión que redundará en mejores resultados del proceso educativo. Formar maestros es apostar al futuro y al crecimiento. Sin embargo, es importante aceptar la complejidad de la situación que enfrentan.

El proceso de profesionalización de los maestros en Latinoamérica presenta conflictos, tales como la dificultad de estandarizar la actividad, el desmérito que ha sufrido el maestro por las exigencias crecientes respecto a sus resultados, las prácticas de homogenización gremiales, la limitación de recursos para mejorar salarios y formación, la imagen histórica de “profesión para mujeres” y la resistencia social a aceptar la docencia como una ocupación profesionalizada. Cualquier política de profesionalización que pretenda tener éxito deberá tomar conciencia de estas situaciones de conflicto.

El diseño de un modelo de formación docente que aspire a lograr impacto en la calidad de la educación deberá considerar los siguientes aspectos:

  1. La escuela deberá ser el referente principal para el perfeccionamiento de acciones de formación docente.
  2. Las propuestas formativas deberán considerar las necesidades formativas individuales y colectivas.
  3. Considerar la multiplicidad de tareas que desarrollan los maestros (enseñanza frente a grupo, gestión directiva y administrativa, supervisión y asesoría), así como las características del entorno en el que ejercen su función (rural, enseñanza a diversos grupos étnicos, escuelas de frontera, escuelas urbanas en condiciones de marginalidad, etc.).
  4. La práctica deberá ser considerada para reflexionar, analizar y aprender. En este sentido es importante considerar la iniciativa del Laboratorio de Políticas Públicas de Buenos Aires, que ha desarrollado el Programa Documentación Pedagógica y Memoria Docente. Este ejercicio de reconstrucción y publicación de proyectos y experiencias de gestión pedagógica difunde saber pedagógico no documentados.

Reflexión final

Los maestros son el puente entre la autoridad educativa y los salones de clases. Por su conducto las políticas educativas se materializan. Por eso la importancia de formarlos, considerarlos, respetarlos y devolverle el valor a la función que realizan.

Referencias

  • De Ibarrola, María (2002). “¿Por qué es una inquietud permanente la formación de los docentes?”, en Foro ciudadano Formación y actualización de docentes y su relación con la equidad y la calidad de la educación. Memoria. Puebla, 2002.
  • observatorio.org.mx. (Recuperado en marzo del 2006).
  • Tedesco, J.C y Tenti, E (2002). Nuevos tiempos y nuevos docentes. IIPE/UNESCO, Sede Regional Buenos Aires.
  • iipe-buenosaires.org.ar
  • Laboratorio de Políticas Públicas-Buenos Aires. (2007). Documentación pedagógica y Memoria docente.
  • documentacionnarrativa.net. (Consultado en junio del 2007)
  • SEP. Dirección General de Formación Continua de maestros en servicio. (2005). “Programa Nacional para la actualización permanente de los maestros de Educación Básica en servicio”. México.
  • IIPE-UNESCO, Sede Regional Buenos Aires (2004). “La difícil tarea de aprender a enseñar”, en Informes periodísticos para su publicación.
  • ipe-buenosaires.org.ar, (recuperado en junio 2007).
  • Filmus, D. (2006). “El futuro de la educación”, en Educar es el camino. Documentos de discusión, Tomo 3, IV Congreso Nacional de Educación. SNTE. México.

Adaptado del artículo de Rosana Lecay (analitica.com)

“Educar es una apelación permanente a la utopía porque el resultado de esta acción sólo se puede realizar en el futuro.” Daniel Filmus

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