Cada día aborda el profesor su labor en el aula con renovada ilusión, a pesar de que en muchas ocasiones sufre situaciones difíciles y problemáticas en su ámbito de trabajo por la conflictividad existente en las aulas por las enormes dificultades que minan su capacidad para impartir con normalidad la tarea docente.
Pero los profesores que ejercen su profesión vocacionalmente intentan con creatividad, imaginación, ilusionar a los alumnos con recursos e iniciativas atendiendo a los dos significados etimológicos de la palabra “Educación” – educare (llevar, nutrir, alimentar) y educere (sacar, hacer, salir) términos claves en el papel de los docentes en la escuela.
El profesor en el aula intenta contagiar de su actitud al alumno, con el buen ánimo para preparar una clase, estando siempre ahí para atender a las familias de los alumnos.
Los profesores son personas a quienes todos debemos algo, por ello la sociedad deben estarles agradecidos y a los poderes públicos recordar que la educación es uno de los principales activos de la educación y que desde la educación debemos afrontar y superar todos los retos que se nos presenten. El profesor pone todo su interés en el aula, busca una complicidad amable con padres y alumnos.
Por ello los profesores se merecen un reconocimiento diario a su labor, un “gracias por haber enseñado a modelar con mis manos el mundo que luego gobernaré”, el profesor por su parte aportará su valor en sí mismo como persona, aprovechando el potencial de los alumnos, siendo capaces de entresacar, de hacer sacar los mejor de cada alumno, recuperando el auténtico sentido de la educación.
Para reflexionar…
“Un profesor trabaja para la eternidad:
nadie puede predecir dónde acabará su influencia”
“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”
Pitágoras
“La educación consiste en enseñar a los hombres,
no lo que deben pensar, sino a pensar”