El autor hace hincapié en que muchas veces se piensa que el éxito académico es un producto de las habilidades cognitivas, el tipo de inteligencia que se mide en las pruebas de coeficiente intelectual. Pero las nuevas investigaciones han encontrado que las habilidades de un estudiante universitario están más relacionadas con la capacidad de mantener la concentración, la perseverancia en el estudio y el control de los impulsos. Esto explica por qué alumnos que en la secundaria obtuvieran buenos resultados, al llegar a la universidad fracasan. Habilidades no cognitivas, como la perseverancia y la curiosidad, permiten predecir en buena medida el futuro éxito escolar.
La educación temprana por parte de los padres y maestros puede ayudar a mejorar los hábitos de conducta. El carácter puede ser enseñado, afirma Tough. Pone como ejemplo el trabajo de un instructor de ajedrez en una escuela de Brooklyn que convirtió a estudiantes pobres y desmotivados en campeones de ajedrez, enseñándoles nuevos modos de resolver problemas y de superar sus fracasos.
También Hoff Sommers destaca el caso de la Aviation High School en New York City. Además del plan de estudios estándar para escuela secundaria, los estudiantes pasan la mitad del día en clases prácticas de fuselajes, sistemas hidráulicos y sistemas eléctricos para aviones en miniatura. La escuela de 2.200 alumnos, en su mayoría estudiantes de color y de familias de bajos ingresos, tiene una tasa de asistencia del 95% y una tasa de graduación del 90%. El 80% de los alumnos van a la universidad.