Wall Street Journal – 26.01.2015
Una nota publicada en Wall Street Journal por Joanne Lipman responde a esta pregunta en base a diferentes estudios. En el artículo se afirma que los alumnos que tuvieron profesores exigentes tuvieron un mejor rendimiento que los que tuvieron docentes más permisivos.
En el artículo, la autora brinda 8 conclusiones que explican esta afirmación:
1. Un poco de dolor siempre es bueno
Una investigación realizada por el psicólogo K. Anders Ericsson en diferentes ramas de la educación, desde aprender a tocar el violín hasta programar un videojuego, concluyó que la experiencia necesita de más de 10 mil horas de práctica. Además se afirmó que la experiencia llegaba cuando los profesores hacían críticas constructivas y dolorosas. Todos los estudiantes que habían mostrado un alto rendimiento eran quienes preferían tener profesores exigentes antes que otros más simpáticos ya que eran los estrictos los que llevaban a lograr mejores resultados.
2. Practicar, baby, practicar
Un estudio que demostró que aquellos estudiantes que vienen de las culturas donde la memorización es muy importante como en China o la Inda, tenían mejores resultados en áreas como la matemáticas. Esto demuestra que es fundamental entrenar la memoria y para eso hay que practicar y practicar.
3. Fallar es una opción
Aquellos niños que no tienen miedo a fracasar y equivocarse obtuvieron mejores resultados que los chicos con miedo a fallar. Esto fue demostrado por un estudio realizado el año pasado con más de 100 escolares franceses que debían resolver unos ejercicios de difícil solución.
4. Ser estricto es mejor que ser amigable
Un equipo de investigadores de la Universidad de Claremont, concluyó en 2005 que los profesores más estrictos adquieren mejores resultados en sus alumnos.
Si bien los investigadores habían asumido que los profesores más eficaces lograban mejores resultados porque daban sus clases a través de una enseñanza colaborativa y fomentando las rondas de discusión, se encontraron con que los métodos tradicionales de enseñanza como la lectura eran fundamentales.
El resultado, se explica ya que aquellos profesores más exigentes creen que sus alumnos tienen el potencial para hacer buenos trabajos y que necesitan dela guía de ellos para alcanzar el éxito.
5. La creatividad se aprende
Robert W. Weisburg de la Universidad de Temple llevó adelante una investigación que concluyó que no existen los genios natos. Tras estudiar la vida y el trabajo de Thomas Edison, Frank Lloyd Wright y Pablo Picasso, Weisburg afirmó que incluso los gigantes más creativos trabajan duro para avanzar de forma gradual. La creatividad no viene de nacimiento, se aprende y hay que trabajar para lograrla.
6. La perseverancia triunfa sobre el talento
La perseverancia y la pasión puesta en los objetivos a largo plazo asegurarán el éxito, concluyó un estudio realizado por la psicóloga Angela Duckworth de la Universidad de Pennsylvania. Para ello estudió a 2.800 alumnos de distintas universidades dónde quedó demostrado que el tener talento no es sinónimo de éxito.
La encuesta que esta psicóloga realizó a los estudiantes mostró que los jóvenes que le dedicaban más tiempo al estudio obtenían mejores resultados que quienes lo hacían con menos rigurosidad y eran más talentosos. Además para Duckworth la perseverancia puede ser enseñada a través del optimismo.
7. La alabanza te hace débil
Tras haber estudiado el comportamiento en niños de 10 años, la profesora de psicología Carol Dweck afirmó que cuando un profesor le dice a un niño que es muy inteligente, ese niño a la larga será más inseguro. En cambio si se les dices cosas como “eres un buen trabajador” los pequeños serán más seguros de sí mismos.
Esto se explica ya que si un niño fracasa pensará que deja de ser inteligente y se frustrará, en cambio si el niño relaciona al fracaso con la falta de perseverancia y trabajo, la confianza en sí mismo se hace más fuerte porque además sabe que tiene la capacidad de lograrlo y trabajará por ello.
8. El estrés hace fuertes a las personas
En 2011 la Universidad de Buffalo realizó una investigación que concluyó que el estrés durante la infancia hace que las personas adquieran cierta versatilidad ante situaciones límites.
Lidiar con experiencias negativas desde chicos hace que las personas sean más propensas a tener una mayor resistencia en general.
Fuente: The Wall Street Journal – Universia Venezuela