LaFamilia.info – 22.07.2008
A lo largo de su papado, el Pontífice Benedicto XVI ha manifestado el interés de la Iglesia católica por defender y promover la institución de la familia como núcleo de la sociedad. Reproducimos a continuación algunas de sus reflexiones publicadas en diversos discursos
- Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia doméstica y santuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos.
- La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres.
- Reconocer y ayudar a la familia es uno de los mayores servicios que se pueden prestar hoy día al bien común y al verdadero desarrollo de los hombres.
- La familia, fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, (…) es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral.
- La fe y la ética cristiana no pretenden ahogar el amor, sino hacerlo más sano, fuerte y realmente libre.
- Invito a los gobernantes y legisladores a reflexionar sobre el bien evidente que los hogares en paz y en armonía aseguran al hombre, a la familia, centro neurálgico de la sociedad.
- Los abuelos pueden ser y son tantas veces los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar.
- La familia cristiana transmite la fe cuando los padres enseñan a sus hijos a rezar y rezan con ellos; cuando los acercan a los sacramentos y los van introduciendo en la vida de la Iglesia; cuando todos se reúnen para leer la Biblia, iluminando la vida familiar a la luz de la fe y alabando a Dios como Padre.
- Seguid, pues, proclamando sin desánimo que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito meramente privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad.
Fuente: Revista PALABRA