El dolor y la enfermedad son circunstancias que hacen parte de la realidad humana, para ello la Iglesia fundó el Sacramento de la Unción de los enfermos, con el fin de hacer presente a Dios, de una manera sacramental, en el momento del dolor, además de conceder una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez.
La Unción une más íntimamente al enfermo y a la Pasión de Cristo, otorgándole fortaleza, paz, ánimo, además del perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse; y en la medida de la voluntad de Dios, puede restablecerlo totalmente.
Este sacramento es un soporte espiritual que provee paz consigo mismo y con Dios en situaciones donde la vida se halla en estado frágil; la Unción es una forma de entregarnos en las manos de Dios.
Casos en que puede aplicar el sacramento
El Catecismo de la Iglesia Católica cita a la Constitución apostólica del 30 de noviembre de 1972, que menciona que en adelante, en el rito romano, se observará lo siguiente:
«El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: «Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad»».
De igual forma el 1514 del CIC aclara: «La Unción de los enfermos no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez».
No obstante, la Iglesia ha dispuesto algunas excepciones permitiendo que en casos puntuales, este sacramento se suministre a personas que enfrentarán una cirugía compleja o a aquellas mujeres que pueden tener dificultades al dar a luz.
Preguntas y respuestas del Sacramento
Existen dudas y desconocimiento al respecto, pero una información correcta y a tiempo, puede hacer mucho por los pacientes que se encuentran en esta situación. Lo siguiente, ayudará a despejar algunas inquietudes:
¿Quién puede recibir el Sacramento?
El sacramento de la Unción de los enfermos lo puede recibir cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. El mismo fiel lo puede recibir también otras veces, incluso cuando el estado grave se produce como recaída de un estado anterior por el que ya había recibido el sacramento, o bien si se presenta otra enfermedad grave. La celebración de este sacramento debe ir precedida, si es posible, de la confesión individual del enfermo.
¿Quién administra este Sacramento?
El sacramento de la Unción de los enfermos sólo puede ser administrado por los sacerdotes (obispos o presbíteros).
¿Cómo se celebra este Sacramento?
La celebración del sacramento de la Unción de los enfermos consiste esencialmente en la unción con óleo, bendecido si es posible por el obispo, sobre la frente y las manos del enfermo (en el rito romano, o también en otras partes del cuerpo en otros ritos), acompañada de la oración del sacerdote, que implora la gracia especial de este sacramento.
¿Qué es el Viático?
El viático es la Eucaristía recibida por quienes están por dejar esta vida terrena y se preparan para el paso a la vida eterna. Recibida en el momento del tránsito de este mundo al Padre, la Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo muerto y resucitado, es semilla de vida eterna y poder de resurrección.
Fuentes: Catecismo de la Iglesia Católica, Evangelización.org, Aciprensa, Catholic.net, Catecismo básico del católico