“En Twitter tengo 500 seguidores y yo también los sigo a todos porque si no me dejan de seguir” comenta una niña de 10 años durante una sesión de PTC en la cual estamos hablando de cómo aprender a navegar por internet. Mientras la escucho me pregunto si sus papás conocerán este dato, si le habrán planteado los riesgos que presenta aceptar desconocidos en las redes sociales y muchas otras preguntas pasan por mi cabeza recordando noticias de adolescentes amenazados o abusados por adultos que hacen contacto con ellos a través de internet. Además pienso, ¿qué podrá tuitear una niña de 10 años para tener 500 seguidores? Conseguir seguidores en Twitter es una tarea que requiere estrategia, dedicación y tiempo.
La realidad es que muchos padres ni siquiera saben cuál es el perfil de sus hijos en las redes sociales, porque estos no les dan acceso o porque ni siquiera les interesa estar ahí. Lo consideran una pérdida de tiempo o al ser “inmigrantes digitales” se sienten incapaces de dominar la tecnología.
Mientras los “nativos digitales” dominan el terreno, los adultos asumen posiciones variadas: se desentienden, prohíben, ponen reglas sin fundamento o en el mejor de los casos acompañan y guían a sus hijos en el mundo digital.
Definitivamente no se puede ser neutral al respecto aunque tampoco prohibir por prohibir. Conviene analizar lo que más le conviene a los propios hijos y tomar medidas que favorezcan su madurez y les ayuden a armonizar sus 5 dimensiones para poder crecer sanos y felices.
Jordi Busquet, sociólogo y principal investigador de un reciente estudio sobre la brecha digital entre adultos y adolescentes ha recomendado que lo óptimo es que los adultos “acompañen” a los jóvenes, aunque les pueda resultar difícil, puesto que el miedo y la prohibición no ayudan a los adolescentes, quienes pueden perder la confianza en los padres y camuflarse casos más graves como el asedio, que también han detectado. (Leer más “Los adolescentes funden su mundo virtual con la realidad”).
El psiquiatra francés Serge Tisseron, director de investigaciones de la Universidad de París Ouest Nanterre, ha propuesto la Regla 3-6-9-12 para orientar a los padres respecto al uso adecuado de la tecnología según la edad de los hijos y cuyos criterios han sido divulgados por la Asociación Francesa de Pediatría Ambulatoria (AFPA).
Los puntos son los siguientes:
1. Evitar las pantallas antes de los 3 años
El niño menor de 3 años no gana nada al exponerlo con frecuencia a las pantallas.
2. No utilizar consolas de juegos portátiles antes de los 6 años
Los videojuegos acaparan toda su atención en detrimento de otras actividades como la lectura, los juegos al aire libre e incluso el tiempo que pasa con sus amigos, sus papás y sus hermanos.
3. Nada de Internet antes de los 9 años y cuando deba ingresar estar acompañado de un maestro o de los papás quienes deben explicarles las tres reglas básicas del uso de Internet. Todo lo que se publica allí puede caer en el dominio público; todo lo que se sube a Internet quedará allí eternamente, y no todo lo que se encuentra allí es de fiar, por lo que deben consultarse otras fuentes porque no siempre es verdadera la información que se publica en la Red.
4. Internet sólo a partir de los 12 años
Los chicos podrán ingresar solos a partir de esa edad, pero su utilización debe ser con prudencia, los padres deben acompañarlo y definir reglas de uso, horarios y utilizar controles parentales.
Estos criterios son una excelente guía para aplicar de acuerdo con las edades de los hijos. Pero no son la única solución, muy importante es que los padres busquen alternativas para el uso del tiempo libre, de modo que los hijos estén ocupados en muchas otras cosas y la tecnología no acapare toda su atención. ¿De qué le sirve a un niño estar tres o cuatro horas dedicado sólo a ver fotos o a chatear en Facebook? Podría aprender un idioma o leer un buen libro. En nuestros talleres proponemos el reto de “Desconectar para conectar” y tanto los padres como los adolescentes proponen que podríamos dedicarnos a hacer deportes al aire libre, leer, cocinar, los juegos de mesa, actividades de servicio social, aprender un idioma, etc.
Cortesía de Protege tu Corazón para LaFamilia.info (www.protegetucorazon.com)