Tengo un hijo de la generación NiNi. Ni estudia, Ni trabaja

 
Colaboración Francisco Gras – micumbre.com
 
 
Foto: Freepik 
 
 

Los jóvenes de la generación NiNi, salvo lamentables excepciones, son un grupo social con edades entre los 18 y los 30 años, que viven mantenidos en la casa de sus padres y que justifica su existencia, pasando los días sin hacer nada. Ni trabajan. Ni estudian, ni buscan trabajo y ven llegar su incierto futuro, entre la indolencia y el conformismo. La mayoría son jóvenes inmaduros, neo adolescentes que no tienen esperanza de nada, ni un proyecto de vida que les ilusione, aunque se crean felices y privilegiados por no hacer nada, se han convertido en esclavos de su propia vagancia. Algunos jóvenes se auto engañan haciendo como que estudian o como que trabajan, cuando solamente emplean el 10% de su capacidad.

 

Son las secuelas demoledoras de una década prodigiosa de consumismo y despilfarro a nivel económico y de haberles consentido en muchos vicios, como el hedonismo y el vivir aquí y ahora. Si hasta la fecha se han librado de tener que hacer esfuerzos y sacrificios, tarde o temprano tendrán que pagar el precio. Los hijos NiNi llevan una vida disfuncional y antisocial. Suelen ser maleducados y arrogantes, cuya energía y objetivos están encaminados únicamente al sexo, al hedonismo, al yo primero, al todo vale y al aquí y ahora. El ocio es la madre de todos los vicios.

 

Fenómeno social

 

La generación NiNi es un fenómeno social que hasta ahora se estimaba minoritario en algunos países. En otros no existe este fenómeno porque los hijos cuando llegan a los 18 años se emancipan o les emancipan sus padres. Se independizan de la casa familiar, dedicándose a estudiar o a trabajar. Han surgido los NiNi por la ausencia de la enseñanza de los padres, de las virtudes y valores humanos, que promueven el sacrificio que supone el trabajo, el estudio y la vida ordenada. La mayoría de ellos, han sido mimados en su infancia y criticados en la pubertad. No son correctas sus alegaciones, de que mantienen esa actitud por el alto desempleo que hay, que los estudios y los trabajos, son cada vez más competitivos y que es mucho más fácil y gratificante, la deserción escolar y el hacer el vago en casa. Que se dejan llevar por los bombardeos de consumismo que les llegan de todas partes, con invitaciones para comprar continuamente, la tolerancia a su forma de vida que les han regalado sus padres, la ausencia de los padres que no han estado, cuándo y dónde los han necesitado, el soborno de sus padres con regalos y dádivas, la lealtad que ellos tenían que haber dado gratuitamente y con agradecimiento.

 

Peligros latentes

 

Los jóvenes NiNi tienen el riesgo de ser presa muy fácil de pandillas, narcotraficantes y demás gente de mal vivir. Tienen mucho tiempo libre y necesitan dinero, para mantener el ocio continuo de sus vidas, circunstancias que atraen a los que para sus fechorías, buscan mano de obra barata, abundante, sin prejuicios, ni valores. Los jóvenes NiNi son una generación fracasada y encaminada a caer en el mundo de las drogas, el sexo prematuro, el dinero fácil, etc. Es más fácil encontrar cómplices en ese grupo, que en el de los que dedican su vida al esfuerzo del trabajo y del estudio.

 

La ausencia del conocimiento y práctica de las virtudes y valores humanos, relacionada con el estudio y con el trabajo, les hacen mucho más vulnerables hacia los embates malignos de la sociedad, como son el consumo de drogas, alcohol, el sexo fuera del matrimonio, el homosexualismo por dinero, etc. Muchos de ellos, entran en las estadísticas de los embarazos no deseados, al no respetar sus relaciones amistosas. No es solamente el que estén desorientados, es que la mayoría de estos hijos, no han tenido, ni tienen, una brújula que les guíe.

 

Responsabilidad de los padres

 

Los padres tienen que decir en algún momento un “hasta aquí hemos llegado”. Estudias o trabajas, o las dos cosas a la vez, o te vas de la casa. Los hijos tendrán que cambiar de actitud o asumirán, que tienen que buscar otra forma de vivir fuera del hogar familiar. Si no se marchan de la casa, conducirán a sus padres hacia la bancarrota. Aunque algunas veces, a los padres les es mas cómodo pensar a corto plazo, que a largo plazo, en sus concesiones familiares y económicas. No es la solución mirar para otro lado, cuando ven el tipo de vida que llevan. Tienen que enfrentarse a la cruel realidad, que muchas veces, es el resultado de haber consentido que los hijos vayan ganado terreno poco a poco, en ese camino hacia el desorden de sus vidas. Si los hijos NiNi tienen hermanos menores, es un ejemplo muy pernicioso el que les ofrecen, dándoles falsas expectativas sobre lo que es el sacrificio y los beneficios del estudio y del trabajo.

 

Es muy difícil para los padres oponerse a esa situación, pues a lo mejor les recuerdan el abandono que les han tenido, al no haberse ocupado de los hijos y les han consentido todo lo que querían. Nunca es tarde para sentarse a dialogar y negociar con los hijos, su actitud presente y futura. Más vale hacerlo pronto y bien que tarde y mal. Cuando más tiempo estén los hijos NiNi sin estudiar ni trabajar, antes llegarán a acostumbrase y después, será más difícil que les apetezca cambiar.

 

Algunos padres incluso derrochan el dinero de sus ahorros, conseguido durante muchos años y guardado para posibles emergencias o para su jubilación, manteniendo a sus hijos sin estudiar, ni trabajar. Se olvidan de que cuando surja algún problema grave, van a ser los mimos hijos, los que van a pretender que los padres sean los que les resuelvan sus problemas, además de que posiblemente, les echen en cara que su situación, ya irreversible, se la deben a ellos. Muchas veces los padres prefieren no enfrentarse con sus hijos NiNi, porque están muy ocupados en sus trabajos, para acumular riquezas y prefieren comprar con dinero sus ausencias del hogar familiar, dándoles a los hijos lo que les pidan y consintiéndoles hacer lo que quieren. El dios falso del tener y del poder, castiga a los hijos, con la ausencia de los padres.

 

Los hijos NiNi convierten el domicilio familiar en una especie de hotel. Otras generaciones, ni se permitían el lujo de plantear a los padres que no querían seguir estudiando, ni ir a trabajar. Había unas normas no negociables, donde todos tenían que hacer el máximo esfuerzo, para cumplirlas en el presente, de forma que pudieran estar preparados para el futuro.

 

Es muy difícil para los jóvenes NiNi iniciar y mantener un noviazgo serio, que les pueda conducir a un feliz matrimonio, ya que no tienen nada que ofrecer a su pareja y tienen que saber, que después de pasados los primeros momentos del noviazgo o del matrimonio, al llegar a la cruda realidad de la vida cotidiana, las posibilidades de ruptura son muy elevadas. Su pareja les verá como seres carentes de personalidad, voluntad y firmeza, para enfrentarse a las situaciones que una vida normal les pide. Tampoco podrán alegar a su favor ninguna circunstancia atenuante, ni dirimente, que les impida enfrentarse al hecho de tener que estudiar o trabajar, para después poder compartir su vida futura con otra persona. Es casi seguro que se quedarán descalificados, para mantener unas relaciones de noviazgo o matrimonio dignos y duraderos y entrarán a formar parte, de la enorme cantidad de matrimonios divorciados, por culpa de la falta de dinero o de no querer esforzarse y poner los medios para conseguirlo. Es casi imposible que puedan formalizar una familia, si no tienen bien afianzadas las virtudes del estudio y del trabajo.

 

Incluso si encuentran un trabajo, cosa muy difícil al tener que pasar por una selección, que prácticamente les descarta por su indolencia, ya que las empresas siempre están interesadas para seleccionar a los candidatos en función, entre otras cosas, de conocer lo que han hecho estos durante su tiempo libre, es decir fuera del tiempo dedicado a sus obligaciones normales de formación. Ese vacío de actividades es el que, seguramente les eliminará como candidatos. También tendrán que hacer los hijos NiNi un esfuerzo extraordinario, para poder adaptarse a la disciplina que supone la aceptación de las órdenes y la obediencia a los superiores, así como al orden en los estudios, cuando decidan volver a empezarlos.

 

Los hijos NiNi son el fruto de décadas de crecimiento económico ininterrumpido, jamás conocidas, dentro de una gran abundancia de bienes materiales y consumismo voraz. Lo que han generado una educación muy permisiva, la práctica del esfuerzo mínimo para obtener todo lo que querían, e incluso cualquier capricho. No han aprendido a controlar sus apetencias, ni a mantener un equilibrio entre lo que son y lo que quieren ser. Los hijos NiNi han crecido sin raíces ni convicciones, porque lo han tenido todo sin hacer el mínimo esfuerzo. Se creen que han disfrutado de una infancia afortunada, sin darse cuenta que después de esa infancia, llega la juventud, la madurez y la vejez, a las que tienen que enfrentarse ya, bajo su propia responsabilidad. No se quieren dar cuenta que su generación, la primera desde hace muchos siglos, tendrá una calidad de vida inferior a la de sus padres, incluso sin haber tenido que vencer los obstáculos que tuvieron las generaciones precedentes.

 

Los padres originan hijos NiNi en algunas ocasiones, porque ambos trabajan mucho o porque quieren darles una mejor forma de vivir, que la que ellos tuvieron, y les rodearon de toda clase de comodidades, hasta convertirlos en las auténticas joyas de la casa, olvidando la virtud de la austeridad.

 

Los hijos NiNi, aunque aparentemente parecen felices, pues no pegan ni un palo al agua, viven sin ilusiones, están totalmente desanimados, incluso se dan cuenta de que no tienen esperanza de futuro, ni fe en sí mismos. Han abandonado la lucha por la vida, los estudios y el trabajo, no quieren crecer, ni esforzarse. Son la antítesis de la juventud triunfadora. Pero la sociedad en general, se da cuenta y les pasa la factura, arrinconándolos y despreciándolos.

 

Los padres de los hijos NiNi se desesperan, cuando se dan cuenta de su fracaso como educadores de sus hijos. Incluso no saben o no quieren saber, como resolver el problema, sin darse cuenta que cuanto más tarden en hacerlo, será más difícil obtener buenos resultados. Se tienen que enfrentar a las malas caras, cuando les proponen soluciones realistas, o simplemente la visita a profesionales, como son los sacerdotes, pastores, rabinos, imanes o médicos, que les puedan ayudar a cambiar de actitud y volver a encontrar la ilusión de vivir.

 

Los hijos NiNi no quieren ni oír hablar de intentar cambiar, prefieren seguir haciendo lo que están haciendo, que es hacer nada, lo mismo que obtendrán en el futuro, nada. Les aterra escuchar la frase de: “El que no estudie o no trabaje, que no coma” y que alguien intente reconducirlos hacia unos horarios, obligaciones y pautas concretas de convivencia con la familia y la sociedad.

 

Los hijos NiNi, aunque se crean o sean inteligentes, poco a poco se van convirtiendo en jóvenes déspotas y tiranos con sus padres, hermanos y familiares. Acaban inhabilitados, marginados e inadaptados para la vida social y laboral.

 

Los padres suelen ser la causa principal de los problemas de inserción laboral y social de los hijos NiNi. Pero, ¿quién se ocupa de los padres? ¿Cuántos padres están dispuestos a cambiar de actitud, asistiendo a Escuelas para Padres o pidiendo consejos a los que tienen experiencia demostrada? También es cierto que muchos padres se encuentran solos, porque no piden ayuda y por lo tanto nadie les ayuda.

 

Padres: Negocien con mucha energía esta situación con sus hijos, antes de que se demasiado tarde para ellos y para ustedes. No se olviden que ellos se están condenando al fracaso familiar y social, y puede que les arrastren a ustedes. Arriésguense a asumir la impopularidad, de poner límites a sus hijos y a explicarles, que tienen que pensar en las graves consecuencias de su modelo de vida actual. Los padres son parte del problema y, por tanto, tienen obligación de ser parte de la solución, no dejársela solamente a los hijos para que decidan, si quieren o no mejorar su situación de hijos NiNi.

 

Colaboración de Francisco Gras –Blog Escuela para padres– para LaFamilia.info. 

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