La creadora de la plataforma Adictos a la Tecnología es partidaria de prohibir los móviles inteligentes a los menores de 16 años y reconoce que el mejor control parental es la implicación de los padres, estableciendo normas y límites en su uso.
Carmen Osorio experta en adicción a la tecnología centrada en el ámbito de la infancia y adolescencia y creadora de la plataforma Adictos a la Tecnología, reconoce que si no hubiera estado metida en redes sociales y en internet trabajando tantos años, con sus errores y aciertos, viendo su cara amable y la turbia, quizás no tendría esa conciencia que ha ido adquiriendo.
Dado que el móvil es uno de los regalos estrella de cumpleaños, Primeras Comuniones y Navidades, la pregunta es casi obligada: ¿Es conveniente que se lo regalemos a un menor? Para Osorio, no. “No considero una buena idea que nadie regale a nuestros hijos un smartphone”, prosigue la experta.
Para Osorio, un teléfono inteligente no debería siquiera ser un regalo: “Cuando tú regalas algo, el que recibe ese presente hace lo que le da la gana con él, ya que es algo que le pertenece desde ese momento. Y con un smartphone a un menor esto no debe ser así”. Ella incide que con los móviles es necesario ponerles normas, límites, acompañarles en su uso, restringir funciones… “No es algo que regales con un ‘disfrútalo’; no es un juguete, ni una prenda de ropa, ni una entrada para un concierto”, añade.
P. ¿Cuáles son las razones principales para no regalar un smartphone?
R. Un smartphone es un objeto muy potente, con millones de posibilidades y riesgos y del que ya sabemos que un 80% de los menores no hace un uso saludable… porque les atrapa. Por tanto, no, yo no le regalaría eso a mi hijo. En todo caso, cuando considere que existe una necesidad real, se lo cedo. Y es importante incidir en una necesidad real, porque si van solos a los sitios necesitan un móvil, no un teléfono inteligente con acceso a internet.
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Además, súmale que los padres somos responsables de lo que hagan con ese móvil, que tenemos que tomar una serie de decisiones sobre su uso, además de supervisar…. Así que por eso creo que no es una buena idea regalarlo; en todo caso, es una cesión o préstamo. ¿En qué momento se nos ha ido tanto la olla regalando a los hijos smartphones nuevos cuyo coste es de 700 o 1.000 euros? No se me ocurriría jamás comprarle a mi hija menor de edad un bolso de Louis Vuitton.
P. ¿A qué edad considera que podrían empezar a tener un móvil?
R. Poner una edad para empezar a usar un móvil es complicado porque no es lo mismo un menor cuyos padres son responsables con el uso de las tecnologías, están presentes, ofrecen alternativas de ocio y comparten tiempo con sus hijos, que aquellos cuyos progenitores no ven en las pantallas ningún peligro, padres ausentes o poco presentes.
Con la educación digital disminuyen las probabilidades de conductas de riesgo, pero hay otras cuestiones que no están en nuestras manos por mucha educación que haya. Las plataformas ganan dinero en función del tiempo que pasemos en ellas y no dudan en usar recursos poco éticos, que generan adicción, así que cómo vas a pedirle a un niño de 10 años o a un chico de 13 que paren si nos cuesta a los adultos. Y luego está el contenido inapropiado; cualquiera lo puede ver sin problema y a ciertas edades es muy dañino. Así que creo que cuanto más tarde tengan un smartphone entre manos, mejor. No sé cuando se lo daremos a mi hijo mayor, tiene 13 años y no lo tendrá a corto plazo.
P. Diferenciemos móvil de smartphone, ¿cuál le parece más adecuado?
R. Un teléfono no inteligente, es decir, un móvil como el que tuvimos los padres de hoy siendo jóvenes y con el que llamábamos y mandábamos SMS, nos bastaba y además no generaba adicción. Por eso, hoy bastaría con un móvil sin internet si los niños van al cole solos o salen con amigos. Pero se han encargado de crear esa necesidad que no es real, de hacer sentir que si no tienes esta red social o esta plataforma no perteneces a un grupo. Por eso nos cuesta tanto no darles un móvil. Y por eso ayudaría mucho a no sentir esa presión lo de la edad mínima para acceder a un smartphone. Objetivamente, no necesitan uno.
¿Sabes que el 81% de los menores siente ansiedad si tiene que hacer una llamada telefónica? Es que ya ni se atreven a eso. Vamos, que lo usan de todo menos para llamar, que es para lo que debería servir. Mientras tanto, utilizan WhatsApp, aplicación que legalmente no pueden usar hasta los 16 años. Es todo superincongruente.
P. ¿Está de acuerdo en que se prohíba por ley el uso de los móviles a menores de 16 años?
R. Hemos llegado a un punto en que parece necesaria una regulación por edad. A veces, en la vida, toca dar pasos atrás. Primero, porque los padres están desbordados y no han tenido formación en todo esto. Segundo, porque se nos vendió como un avance, pero… ¿A qué precio? Menos atención y concentración, menos empatía, peor aprendizaje y comunicación, menos relaciones sociales, más trastornos, más conductas adictivas… Hay gente que se escandaliza con esto de la prohibición, como si no estuviera prohibido conducir o votar hasta los 18 años. Con un móvil se puede comprar cualquier cosa, vender, comunicarse con cualquier persona del mundo, consumir cualquier tipo de contenido, subir cualquier vídeo o fotografía… ¿Cómo vas a dejar eso en manos de personitas que están formándose?
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Y sí que sabemos que la educación es necesaria e importante, pero es que no es incompatible con regular su uso en espacios o edades; de hecho, son cosas complementarias en muchas otras cuestiones. Cuando vas a conducir haces un examen, unas prácticas y tienes un mínimo de edad, aunque sabes desde hace años lo que significa cada señal, cómo es un coche, qué es una autovía o una carretera. Creo que dentro de unos años nos preguntaremos cómo dejamos en manos de los niños y adolescentes algo tan dañino.
P. ¿Cuáles son las mejores armas para controlar el uso de internet en los adolescentes?
R. Hay que partir de la base de que no podemos controlar 24 horas nuestros hijos. Los padres tenemos mil cosas que hacer cada día y no podemos estar pegados a ellos. Así que se trata de supervisar y, sobre todo, acompañar. Desde el entorno familiar, que lógicamente es importante, debemos dar una educación digital que incluya coherencia por parte de los adultos, límites y normas, unos espacios y tiempos libres de wifi y una educación que favorezca una comunicación abierta. En este sentido, el mejor control parental somos los padres. Lo cual no quiere decir que no debamos instalar una app de control parental en el smartphone que usen nuestros hijos. Pero lo que no es suficiente es instalar un control parental y pensar que está todo controlado. Y luego está otro escudo, el social, que ayudaría mucho y que ha sido lo que ha hecho moverse a muchas familias.
¿Recuerdas cuando nos parecía normal fumar en todas partes? Puestos de trabajo, medios de transporte, hospitales… a pocas personas les chocaba aquello. Hoy sería impensable. Pues lo que hoy ocurre con las pantallas es que se ha normalizado la entrega de smartphone a edades muy tempranas, se ha normalizado un consumo abusivo, el uso de plataformas por parte de menores aunque legalmente no puedan… Todo esto nos parece normal. Por eso, una regulación por edad ayudaría a no normalizar su uso temprano, por ejemplo.
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