Hay algunos temas que por áridos que puedan resultar, conviene hablarlos antes de contraer matrimonio o al menos en los primeros meses de éste, para así evitar malos ratos en el futuro.
Uno de ellos es el relacionado con el dinero, un asunto que no conviene dejarlo pasar inadvertido. Estos seis consejos servirán a los recién casados o próximos a serlo, a tratar los asuntos económicos en su vida matrimonial.
1. Todas las cartas sobre la mesa
Es necesario ser sincero con la pareja y darle a conocer todos los bienes que se tienen, así como los ahorros y las deudas que puedan existir (tarjetas de crédito, préstamos para estudio, vivienda, auto, etc.) es un gesto de delicadeza que marca un buen comienzo en la relación.
El hecho de esconder u omitir información de este tipo, puede hacer que algún día salga a relucir y haga mella en la confianza lograda.
2. Elaborar un presupuesto
Después de tener claridad sobre los activos y los pasivos, es el turno de señalar uno a uno los gastos que se deben asumir y los ingresos que los soportarán. Se recomienda que uno de los cónyuges, se encargue de velar por cumplimiento del presupuesto, así como de llevar el récord de los gastos mensuales. El presupuesto es un elemento que brinda orden, claridad y permite hacer una buena administración del dinero.
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3. ¿Cuentas juntas o separadas?
Muchas parejas se cuestionan si deben unir sus cuentas o si cada quien asume unos gastos o si es mejor hacer un aporte proporcional a sus ingresos, y la verdad es que eso depende mucho de la pareja.
Algunas veces ocurre que las tácticas no funcionan en unos matrimonios pero en otros sí, y por eso no podemos hablar de recetas universales. La clave está en hallar un punto común donde tanto él como ella se sientan cómodos y además sea una forma práctica de atender las necesidades económicas de la familia.
4. Decisiones consensuadas
Como en la mayoría de los aspectos de la vida conyugal, las decisiones relacionadas con las finanzas, deben ser producto del consenso. A esto mismo se refiere el autor Francisco Gras en uno de sus escritos: “En casi todos los matrimonios una de las partes es la que hace la mayoría de las decisiones financieras. Tienen que estar seguros que las decisiones las hacen conjuntamente y con mucha comunicación, para no encontrase con situación financieramente duplicadas o antagónicas.”
5. Vivir con menos de lo que se gana: ¡ahorrar!
Este consejo no es solo para los recién casados, ¡es para todos! La única forma de prosperar financieramente es poder gastar menos del dinero que entra y ahorrar la diferencia. Hay cantidad razones por las que ahorrar, en los mejores casos para adquirir un bien o hacer viaje, pero también hay que pensar en las emergencias, los imprevistos y las épocas de “vacas flacas”.
Los recién casados pueden tener un punto a favor y es el hecho de que aún no hay hijos que sostener, lo que permite hacer unas reservas de dinero.
6. Hacer reuniones financieras
Por lo general en el día a día los esposos intercambian frases sobre las cuentas por pagar o la idea de una inversión, pero realmente muchas veces estas pláticas no se dan en un contexto adecuado, ya sea por la prisa del momento o por distractores que no han de faltar. Por tanto, estas reuniones son la oportunidad perfecta para discutir sobre estos temas. No tiene que ser algo formal como si se tratase de una reunión de trabajo, es solo abrirle un espacio en las agitadas agendas para charlar sobre los asuntos económicos del hogar y evaluar cómo van, en qué podrían ahorrar o qué inversión sería conveniente realizar.
También es conveniente hablar sobre las metas financieras que tiene cada cónyuge, esto los hará trabajar en conjunto para lograr un sueño.
Como conclusión, una reflexión del autor citado con anterioridad: “Habrán leído que más del 50% de los matrimonios actuales terminan en divorcio y que la causa principal de los divorcios son las cuestiones económicas. La mayoría de las veces es por no haber hablado con claridad de estas cosas económicas antes del matrimonio. También por no hacerlo periódicamente durante el matrimonio y por tener una política de ingresos y gastos fuera de la realidad. Es mucho más fácil decir que `sí´ a todo, que decir que `no´ y enfrentarse a la realidad económica.”
Por LaFamilia.info
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