Los hijos se han ido ya, los trajimos al mundo y los vimos nacer, crecer y madurar; ahora han tomado su camino. Estamos solos, tú y yo, como al principio. Volver a encontrarnos es una nueva aventura a pesar de que ya no estamos tan nuevos como cuando todo comenzó.

En una encuesta realizada a nuestros lectores en la cual indagamos sobre los retos que tienen los matrimonios actualmente; la opción más votada resultó ser “Equilibrio trabajo-familia en ambos cónyuges”, con una votación superior al 40 por ciento, seguida de “Educación de los hijos”, “La infidelidad”, “Las nuevas tecnologías”, “El manejo del dinero de ambos”, y por último, las “Exigencias de la mujer fuera del hogar”.
Lo que antes era un anhelo de los recién casados, hoy ya no es su prioridad; nacen así los denominados ‘childfree‘ o ‘dinks’ (‘double income, no kids’ que se traduce a: doble ingreso, no niños) son parejas de nivel socio económico medio-alto, que han decidido como proyecto de vida no tener hijos e invertir sus ingresos en ellos mismos.
Nuestra sociedad nos prepara para el oficio más sencillo, pero, para el trabajo más complicado de la tierra, que es la convivencia en pareja y la educación de los hijos, la mayoría de nosotros acudimos sin ningún tipo de preparación.
La vida matrimonial es una conquista diaria que implica voluntad y esfuerzo, además de cariño e ilusión. En este empeño se centra principalmente el amor conyugal.

El matrimonio tiene mucho que ver con el arte de cocinar. Se seleccionan los mejores ingredientes, se prepara cuidadosamente y se realiza un proceso de cocción.
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A propósito del Día Internacional de la Mujer que celebramos el 8 de marzo, les ofrecemos a los maridos un artículo sobre cómo conquistar a sus esposas con estrategias sencillas y muy efectivas.

Por lo general, las discusiones matrimoniales se forman a partir de pequeñeces que los mismos cónyuges se encargan de agrandarlas hasta convertirlas en verdaderos focos de disputa.
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Muchas veces los afanes de la vida, hacen que se dejen de lado las cosas sencillas que alimentan las relaciones, en especial la conyugal. Evitar algunos malos hábitos, así como emitir ciertos gestos, actos y palabras en los momentos más oportunos, pueden mejorar ostensiblemente el matrimonio.