Al igual que el cuerpo, el espíritu también se enferma al llenarlo de toxinas, en este caso emociones y sentimientos negativos. De ahí la necesidad de evitarlos o superarlos si ya están presentes.
Un estilo de vida saludable por ejemplo, contribuye a que el cuerpo pueda desarrollar adecuadamente sus funciones orgánicas, permite que todo marche como debe ser y hace que la persona se sienta vital, animada y alegre. Algo muy similar sucede con el espíritu, en este caso las emociones y los sentimientos son su alimento, y al mismo tiempo, su medicina. Tan importante es alimentarlo de pensamientos, emociones y actitudes positivas, como tan perjudicial es llenarlo de comida basura -sentimientos negativos-.
Emociones tóxicas que se deben superar
“El resentimiento, agresividad, odio, rencor, deseo de venganza, enferman el espíritu, dañan el cuerpo y producen desequilibrio psicológico; son una respuesta hostil que brota desde el egoísmo herido, el resultado de haber optado por reaccionar desde el egocentrismo y haber rechazado responder desde el bien que reside en nuestro corazón…” Explica el autor Víctor Manuel Torres en un artículo de YoInfluyo.com.
Por tanto, queda claro que dichas toxinas pueden no damnificar al otro; pero sí perjudican mucho a quien las experimenta. Estas son más razones para erradicarlas:
– Al desearle el mal al otro, se está anhelando que el mal triunfe en el propio corazón.
– Esta pérdida de paz interior, repercute de forma directa en lo cotidiano, la vida se torna oscura, amarga, pesimista, melancólica e incluso depresiva.
– Enferman el espíritu y también el cuerpo. (Leer también: ¿Pueden las emociones afectar la salud?)
– Por estar enfocado en este tipo de emociones, no se disfrutan las muchas otras cosas buenas que pueden estar sucediendo.
– Sin quererlo, se está fomentando la propia inseguridad.
– Es una pérdida de tiempo, pues toda la atención está puesta en odiar al otro, quitando tiempo valioso a la propia vida.
– Este tipo de sentimientos no conducen a nada bueno. Todo lo contrario, pueden convertirse en la mayor desgracia.
Cómo no dejarse llevar por los sentimientos negativos
Como seres humanos, en ocasiones se nos dificulta controlar las emociones que tanto daño nos hacen. No obstante, todo en la vida requiere de un aprendizaje y de una toma de conciencia para conseguir el dominio necesario. Las siguientes son algunas técnicas que ayudan a lograrlo:
1. La ofensa es tan grande como cada quien se lo permita. Hay que darle la importancia que merece pero sin sobredimensionar las situaciones. Evitar «interpretar» actitudes que difieren con nuestra forma de pensar.
2. No hacer juicios sin antes de preguntarse por qué nos sentimos agredidos. Así se encuentra la causa: imaginación, susceptibilidad, egoísmo, resentimiento.
3. Cada vez que se nos presenten sentimientos negativos, hagamos el ejercicio de evitarlos. No dejemos que nos atormenten ni alimenten la imaginación. El subconsciente es más poderoso de lo que se cree.
4. Cuando se presente un conflicto, siempre hay que buscar la manera de llegar a una solución por las vías de la comunicación y la conciliación. Buscar el momento más adecuado para hablar con calma y tranquilidad.
5. Escuchar con paciencia, buscando comprender los motivos del malentendido.
6. Exponer nuestras razones y pedir disculpas por haber herido a la otra persona si ese fue el caso.
7. Deja que quien le hizo la ofensa siga su camino y no te ates a los sentimientos negativos que surgieron de la situación dolorosa. Cada quien verá cómo asume sus errores… Mejor ocúpate en tí, en recuperar tu paz interior y de llevar una vida desde el amor, el perdón, y la paz.
8. Vale la pena esforzarse por tener un espíritu saludable, la vida cambia y los frutos se ven. Todo es cuestión de actitud.