Decálogo de la familia

Vivian Forero Besil / 11.04.2013

La familia, que inicia desde el momento en que se une hombre y mujer para juntos alcanzar su máximo esplendor, para desarrollarse como proyecto único e irrepetible en el que articulados construyen un universo maravilloso, del cual podrá surgir ese ser magnífico llamado: hijo; y que se complementan uno a otro; se va fortaleciendo día a día con los detalles, el amor, la comprensión, la aceptación y el apoyo mutuo.

Es una mezcla perfecta entre el pasado, presente y futuro. Por ello es tan importante que se establezcan vínculos verdaderos que sean interiorizados en cada integrante para que sean transmitidos de generación en generación.

La familia (como ideal) se debe fundamentar en el matrimonio y su función principal prevalece históricamente. “El matrimonio —recordaba San Josémaría Escrivá de Balaguer— es un camino divino, una vocación a la que Dios llama; y la familia es el primer y el principal ámbito de santificación y apostolado”.

“Los esposos cristianos han de ser conscientes de que están llamados a santificarse santificando, de que están llamados a ser apóstoles, y de que su primer apostolado está en el hogar. Deben comprender la obra sobrenatural que implica la fundación de una familia, la educación de los hijos, la irradiación cristiana en la sociedad. De esta conciencia de la propia misión dependen en gran parte la eficacia y el éxito de su vida: su felicidad”.

En el siguiente Decálogo encontrarás ideas que te ayudarán a fortalecer las funciones principales que se deben hacer presentes en la FAMILIA como base primordial en la sociedad y desarrollo pleno del proyecto personal de vida.

1. Base de la sociedad en donde se transmiten valores, cultura, costumbres, que prevalecen a través de los años y que dejan huella imborrable.

2. Ambiente que brinda la calidez, seguridad y confianza para la consolidación de la personalidad, el carácter, la autoestima y el desarrollo armónico de la persona humana.

3. Cuna de las buenas costumbres, las normas de urbanidad, el buen trato y la vivencia de valores vitales en las relaciones interpersonales.

4. Espacio para el aprendizaje, desde las cosas cotidianas de la vida hasta los hábitos esenciales como la lectura, la higiene personal, la sana alimentación, los deportes, el arte, la música.

5. Ejemplo de vida para la interiorización de roles, responsabilidades y compromisos para la construcción de una sociedad sana.

6. Vivencia del amor, la comprensión, el perdón, la aceptación, la tolerancia y el respeto, como pilares en la interiorización de ser mejores cada día, dar sin recibir nada a cambio, sacrificarse por los demás.

7. Lugar a donde regresamos siempre a buscar abrigo, una mano amiga, una caricia, una palabra alentadora para superar la adversidad, y para compartir las alegrías.

8. Origen del sendero a seguir en la vida, de las decisiones vitales, del proyecto personal de vida.

9. Modelo en la interiorización de la voluntad, la perseverancia, la constancia, la calidad y la excelencia para hacer las cosas bien hechas, desde el inicio hasta el final de nuestros proyectos.

10. Búsqueda de la bondad, la verdad, los principios éticos, morales y religiosos, que dan sentido a la vida y nos fortalece a través del amor incondicional de Dios.

Colaboración de Vivian Forero para LaFamilia.info

 

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