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Muchas veces los afanes de la vida, hacen que se dejen de lado las cosas sencillas que alimentan las relaciones, en especial la conyugal. Evitar algunos malos hábitos, así como emitir ciertos gestos, actos y palabras en los momentos más oportunos, pueden mejorar ostensiblemente el matrimonio.
Los siguientes son pequeños actos con enormes beneficios en la relación conyugal.
Sacar tiempo para los dos
Tiempo de calidad, de verdadera dedicación al otro para escucharle, conversar y divertirse juntos. Muchas veces los hijos, el trabajo, el hogar y demás ocupaciones, van robando tiempo a la pareja, hasta puede terminar desplazándola del todo. Es cuestión de proponerse y establecerlo como una prioridad.
Nunca gritarse
No dejarse vencer por la ira; mejor tener la fortaleza y el dominio para controlar la rabia e irritación que se siente cuando se discute. El grito es una agresión, independiente de lo que se diga. Moderación, educación y respeto ante todo.
Señalar las faltas con amor
Delicadeza y asertividad son las claves para decirle al cónyuge los aspectos en los que debe mejorar. Al expresarse de buena manera, el otro será más receptivo y lo tomará como una sugerencia constructiva en lugar de un “ataque” ofensivo.
Dar lo mejor de sí mismo
Implica salir del egoísmo para hacerle la vida mejor al esposo(a): darle gusto, ayudarle, cuidarle, como también evitar actitudes propias que al otro le desagradan.
Darle las “gracias” al cónyuge
Pocos saben la magnitud que puede tener una palabra de gratitud en el momento indicado. Dar las gracias al cónyuge es decirle que su acto tiene un valor importante y por eso lo retribuye.
No dejar un problema sin resolver
La humildad es un valor necesario en el matrimonio. Hay que olvidar los resentimientos y rencores, confiar en la pareja y abrirse al perdón.
Pedir disculpas y admitir los errores
Para muchos el pedir disculpas equivale a una humillación, pero es grande el que reconoce que es un ser humano con debilidades y defectos y que lucha cada día por superarse.
Alimentar el amor
Todos los días decirle algo cariñoso al cónyuge, cuidar los detalles, los mismos que a veces se pierden con los años. Si ellos faltan, el matrimonio comienza a vivir según las circunstancias y no por el amor.