Cada persona tiene idealizado un concepto particular de lo que es la felicidad, así como de los elementos que pueden hacerla posible. Sin embargo, a pesar de eso hay muchos factores en común que ayudan a conseguirla, y están relacionados con la manera en que decidimos observar las cosas.
El psicólogo Rafael Santandreu, autor del libro Los lentes de la felicidad, de Editorial Grijalbo, explica que la vida depende totalmente de la manera en que la percibimos, y que si vemos todo de forma sombría y lúgubre, así la encausaremos. Por el contrario, si observamos lo positivo de cada momento y detalle, es muy probable que logremos obtener el tan anhelado bienestar emocional.
“No es difícil ser feliz, ni mucho menos encontrar elementos que lo propicien. Por ejemplo, una mañana soleada, el olor de un buen café, dormir hasta tarde o incluso hacer el quehacer con una canción agradable, son cosas tan cotidianas que pueden cambiarnos la vida a un entorno positivo, el reto está, en verlas como realmente son, es decir, maravillosas”, comenta el especialista.
Además, señala que el problema se encuentra justamente en que exigimos a la vida un sinfín de cosas, como el exceso de comodidades, bienes materiales, o atención al por mayor, lo cual hace mucho más larga la lista de elementos que pensamos esenciales para ser felices, nos crea aparentes carencias emocionales, y nos orilla a pensar que es cada vez más complejo serlo.
Barreras que nos impiden ser felices
La actitud con la que enfrentamos la vida es la llave maestra para obtener los resultados que deseamos. No obstante, si nos enfrascamos en ponerle “peros” o en quejarnos de todo, es probable que vivamos en constante conflicto.
Para Rafael Santandreu existen 3 factores cotidianos que impiden a una persona tener una postura positiva, y se trata de las súper exigencias hacia:
- Uno mismo. En ellas se presentan frases como: “Tengo que hacerlo bien”, “no puedo fallar”, “todos esperan lo máximo de mí”, o “todo depende de cómo lo haga”, que nos orillan a nunca estar conformes con la vida. En este caso, es importante recordar que hay que tener una mente de preferencias en lugar de una de exigencias.
- Los demás. Esta barrera consiste en desear siempre que todos los que nos rodean hagan lo que creemos correcto, satisfagan nuestras expectativas y nos den atención constante. Con frecuencia es la causa de peleas y conflictos con la familia, amigos y compañeros de trabajo.
- La realidad. “Todo debe salir como lo planeo” o “por qué a mí, si los demás son los que no hacen bien las cosas”, son clásicos comentarios en este tema. Exigir demasiado a la vida es una tensión permanente, y nos volvemos infelices.
Por otro lado, el experto explica que debemos buscar más activamente la felicidad y ponerla por encima del éxito, del ego y de la opinión de los demás.
Para lograrlo, recomienda poner atención y disfrutar lo bueno que tenemos en cada actividad que realizamos. También, aceptar la posibilidad de equivocarnos y siempre estar con la postura de un aprendiz, de esa forma, comenta, que recibiremos objetivamente lo que la vida nos enseñe día a día.
Por último, aconseja que atendamos los complejos que cada uno posee y seamos empáticos con las demás personas, así como reflexionar sobre la forma y el entorno en el que queremos vivir:
“La felicidad se haya en amar la vida, a los demás y no quejarse de cualquier cosa. Las demás cualidades como ser exitoso, guapo, respetado o millonario, no tienen mucho que ver con la felicidad”, finaliza Santandreu.
Para leer: «A ser feliz también se aprende» Neva Milicic, Editorial Grijalbo.
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