En la actualidad, uno de los retos más comunes de los trabajadores es la búsqueda del equilibrio entre el campo laboral y las actividades familiares.
Tanta es la necesidad de encontrar un equilibrio entre estos dos aspectos de la vida, que en varios países se han ido implementado leyes para su conciliación. Generalmente, estas normativas establecen marcos básicos de acción para que la persona no tenga dificultades a la hora de pasar de un ámbito a otro. Dentro de esta regulación se destacan aspectos como el número de horas laborales, la remuneración, los permisos, las bajas, las situaciones de emergencia, etc. Algunas de las consecuencias más habituales, derivadas de la fractura entre trabajo y familia son:
Cuando hay un exceso de trabajo:
– Altos niveles de estrés. La atención del trabajador está focalizada en una sola área.
– Agotamiento, fatiga, desaliento.
– Desinterés por otros asuntos de la vida diaria.
– Frustración generalizada en los casos de los objetivos no alcanzados.
– Problemas físicos derivados del exceso de horas trabajadas.
Cuando hay un exceso de vida personal:
– Desinterés, dispersión, negligencia.
– Traslado de asuntos de la esfera personal al clima laboral.
– Escasos rendimiento y productividad.
– Falta de atención a las obligaciones laborales.
Consejos para conciliar el trabajo y la familia
1. Fijar prioridades: Lo ideal es que la esfera privada y la esfera laboral tengan su propio espacio. Pero en aquellos casos en que coincidan, es necesario saber cuáles son nuestras prioridades en la vida.
2. Metas familiares: Los objetivos laborales van unidos al desempeño de un trabajador en una empresa, pero no pasa lo mismo en el aspecto familiar, donde por lo general no hay rutas trazadas ni cronogramas fijos de actividades. ¿Te has parado a pensar en tu proyecto personal, en tu proyecto familiar? Fijar una metas a alcanzar en la vida personal permitirá dar la importancia a ciertos aspectos que podrían pasarnos desapercibidos. Así, una buena opción puede ser el establecimiento de actividades para realizar con la familia y asignarles días concretos. Por ejemplo, cenar o desayunar todos los días en familia.
3. Revisar el calendario laboral: El trabajador puede, por ejemplo, revisar con antelación su cronograma de actividades en la empresa para no perjudicar las horas que dedica a su familia. Es cuestión de repartir la agenda definiendo de manera eficaz los horarios.
4. Organizar un calendario único: De este modo quedan integradas las necesidades de la vida personal o familiar y las del contexto del trabajo. Tenemos una vida aunque vivamos diversas situaciones y contextos. Unificar el uso del tiempo nos dará un sentido de unidad como personas y nos ayudará a ser más ordenados y eficaces.
La buena organización del tiempo personal con un sano equilibrio entre la vida de trabajo y la vida de familia o personal, es un requisito para garantizar la calidad de vida presente y en el futuro.
Por Javier Fiz Pérez / Aleteia.org