Cómo se clasifican los videojuegos
Juan Camilo Díaz Bohorquez
Comunicador Social y Periodista
jcdiazbohorquez@gmail.com
Twitter: @jcdiazbohorquez
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Todos tenemos una consola de videojuegos en casa y cientos de juegos de todo tipo. Sin embargo, de lo que podemos estar seguros es que no conocemos a ciencia cierta cómo se clasifican y cuáles de ellos son realmente apropiados para nuestros hijos.
Los videojuegos son más antiguos de lo que podemos llegar a pensar. Sus orígenes se remiten a finales de la década de 1940 cuando las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial deciden trabajar en el desarrollo de supercomputadoras programables como el ENIAC, Electronic Numerical Integrator And Computer (Computador e Integrador Numérico Electrónico), utilizada por el Laboratorio de Investigación Balística del Ejército de los Estados Unidos.
A partir de ese momento se comenzaron a desarrollar programas de carácter lúdico, principalmente el ajedrez. En los años sesenta se trabajó en más y mejores juegos computarizados y la historia afirma que fue en esa década en donde se comenzaron a desarrollar los juegos modernos que ahora conocemos.
Así fue como pasamos de ordenadores de pared a pared al Telebolito, el Atari (¿recuerdan “Marcianitos”?), Nintendo, Súper Nintendo, entre otros, hasta llegar a la tecnología actual: Xbox, Playstation, Wii, PSP, etc.
Si bien en el 2012 las ventas de la industria de los videojuegos cayeron en un 16%, es claro que sigue generando millones de dólares en consolas, controles, juegos, cables, artefactos, memorias y demás a pesar que en países como Colombia la industria de la piratería gana terreno. Como dato adicional, es bueno saber que la difusión y comercialización de los videojuegos es mayor entre los niños que entre las niñas. Esto puede deberse al contenido de los mismos.
Y el contenido es un riesgo enorme. Es claro que jugar videojuegos motiva la adquisición de habilidades, fomenta el desarrollo de la creatividad y la fantasía, la habilidad manual y la habilidad perceptiva, pero también están ampliamente descritos los efectos nocivos del uso excesivo de videojuegos: exposición por largo tiempo a violencia, sedentarismo, obesidad, alteración del comportamiento, desinterés por interactuar con familiares y amigos, pérdida de control sobre el juego, ludopatía, encierro total en el mundo del videojuego, aislamiento, individualismo.
¿Qué es lo fascinante de los videojuegos? Hay varias razones:
1. Carácter lúdico y de ocio: me divierto y la paso bien.
2. Incorporación de niveles de dificultad: entre más difícil mejor.
3. El reto como elemento dinamizador del comportamiento: no me dejo ganar.
4. La competitividad no solo contra la consola (juego online simultáneo, jugar contra la máquina)
5. Los incentivos: pasar de nivel y puntaje. Todo eso acrecienta la autoestima.
6. El ritmo es personal, nadie lo impone. No hay horarios.
7 Identificación y proyección con temáticas y personajes: historias con las cuales me identifico.
8. Se juega con pares: mis amigos como parte del grupo o como contrincantes.
9. Cultura electrónica: nativos digitales.
10. Menos control parental: mis padres no conocen de esto, me compran juegos.
Y vale la pena detenerse en el control parental. Es común ver a padres de familia comprando el videojuego de moda a su hijo sin percatarse si ese “inocente” artículo es apropiado o no para su hijo.Y les puedo asegurar que en su casa hay decenas de juego que no son para nada bueno para sus hijos.
Les comparto el tráiler de un juego de moda: Manhut 2
{module Videojuego Manhunt 2}
¿Un poco violento cierto? Por ese motivo vale la pena como padres de familia conocer cómo se clasifican los videojuegos para determinar si es apropiado o no para nuestros hijos.
En Colombia la Ley 1554 de 2012 determinó un sistema clasificación: circulación abierta (todos) y restringida (mayores 18 años). Me parece que es muy genérica y no es común encontrar este tipo de clasificación ya que los videojuegos son importados y se basan, casi todos, en el sistema norteamericano denominado ESRB (Entertainment Software Rating Board). ¿Dónde está esa clasificación? Usualmente en la caratula del videojuego tanto en la portada como en la parte trasera.
Este es el sistema de clasificación:
Espero que realmente esto sea de gran ayuda para que jugar videojuegos sea una actividad positiva en casa, en familia.
*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.
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Juan Camilo Díaz Bohorquez
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Es cierto que Internet ofrece mucha información de gran valor educativo y permite la conexión en tiempo real con datos, eventos, acontecimientos y personas. Pero no todo es tan bueno. Internet guarda enorme riesgos en línea lo que hace vital que padres de familia y educadores conozcan esos riesgos y orienten adecuadamente a los niños. Y es vital ya que, según el Mintic, 8 de cada 10 colombianos acceden a Internet, en ciudades de más de 200 mil habitantes y un promedio de edad entre 15 y 55 años de edad.
Ya en un escrito me referí a la «aTICción» (leer aquí) en donde mencioné los problemas que trae para nuestras vidas que todo sean tecnologías. Pero en esta ocasión es necesario alertar los peligros que nuestros hijos corren en la web, que van más allá de individualismo, dificultades en el desarrollo de sus habilidades sociales, baja autoestima, inseguridad, fracaso escolar, agresividad, entre otros.
Comencemos con unos datos: 1 de cada 5 niños será víctima del acoso de un pedófilo cada año y el 30% de los adolescentes afirman que han sido víctimas de acoso sexual en Internet pero tan solo el 7% de ellos le cuenta a sus padres por temor a que les prohíban el acceso a la red. De acuerdo con Red Papaz, tan solo en el 2012 se bloquearon 361 páginas web con contenido de pornografía infantil.
¿Pero cuáles son esos peligros y qué podemos hacer? Pues bien, cuando nuestros niños se encuentran en línea pueden encontrar:
Pornografía. Internet ofrece material inadecuado claramente perjudicial para los niños. Peor es que en muchas ocasiones son los mismos niños quienes son utilizados como objetos placer sexual.
Lo que lo hace más peligroso es que muchas de esas páginas vienen “maquilladas” para que los niños caigan en la trampa. Los malandros tienen mucha paciencia para ganarse la confianza del niño y lograr ganar su atención. En algún momento lo convence de mostrar o hacer algo, lo graba y lo utiliza como material en otras páginas. Esto es muy peligroso, porque la víctima es extorsionada, acosada para hacer más, so pena de divulgar el material entre familiares y amigos. Y esto ya es causante de muchos suicidios adolescentes en el mundo (Ver “¿Hay una Amanda Todd en su casa?”)
Tráfico con propósitos sexuales. Los niños son engañados mediante sitios web que pareciera son para ellos y son reclutados con propósitos sexuales. Además, existen sitios web que ofrecen viajes y oportunidades laborales en el extranjero y realmente tienen propósitos sexuales.
Turismo sexual. Hay muchos sitios web que promocionan a Colombia, especialmente Cartagena y otros sitios turísticos como destinos sexuales en donde se ofrecen niños y adolescentes.
De acuerdo con Protect, una organización no gubernamental que trabaja por el respeto y cumplimiento de los derechos de los niños en aquellos lugares en los que la presencia de agresores sexuales extranjeros amenaza su integridad física y psicológica,“los niños involucrados en el comercio sexual infantil tanto en Cartagena como en las ciudades donde se viene incrementando este fenómeno, son niños de escasos recursos económicos, que no tienen posibilidades de educación, y que son impulsados en muchos casos por sus propias familias a ejercer actividades sexuales principalmente con extranjeros a cambio de dinero o alimentación.” Esos niños hacen parte del “catálogo” de esos sitios web.
Acoso sexual o grooming. A través de redes sociales como Facebook, adultos dedican su tiempo a ganarse la amistad del niño, su confianza y así, con el tiempo, lograr que realicen actos sexuales frente a la cámara del computador.
Si a lo descrito le sumamos el ciberacoso, el robo de la información personal, el sexting (ver “Sexo móvil”), entre otros, pues es claro que nuestros niños corren grandes peligros cuando están solos, cuando no tienen claro que están expuestos.
A los niños, y a algunos adolescentes, les resulta complicado comprender que sus acciones en línea tienen consecuencias en el mundo real. No solamente pueden ser víctimas sino pueden llegar a ser victimarios y no saben que pueden estar incurriendo en actividades ilegales y tipificadas como delito.
Los padres de familia y educadores pueden hacer mucho. Pero para eso hay que formarse, tomar la iniciativa, conocer sobre la seguridad en línea para los niños, mantener permanente comunicación con sus hijos, pedir ayuda. Además:
- – Mantenga la computadora de la casa en un lugar común y no autorice su uso cuando están solos.
- – Hable frecuentemente con sus hijos sobre los sitios que navega, sus gustos, y actividades en línea.
- – Diseñe un reglamento de uso de internet en casa que todos puedan conocer, recordar y que todos cumplan.
- – Conozca las contraseñas de sus hijos, sus nicknames (apodos), nombres de usuarios, etc.
- – Asegúrese que sus hijos tengan claro que una vez publican algo en la red nunca se puede borrar y que jamás deben publicar información que los avergüence.
- – Periódicamente recuerde que jamás deben entregar información sobre sus contraseñas ni ninguna información personal a desconocidos que los contacten por Internet.
- – Conozca cómo funciona una red social y sus normas de seguridad y privacidad.
- – Advierta sobre los peligros que establecer comunicación con personas en línea ya que la gente en Internet no siempre es lo que dice ser.
- – Utilice los filtros de seguridad y contenido de su computador.
- – Exíjale a su proveedor de Internet que utilice filtros de seguridad a contenidos inadecuados o sitios web relacionados con pornografía.
- – Conozca sobre software que le permite generar control parental. Visite el siguiente sitio: http://es.kioskea.net/download/control-parental-94
- – Escuche a sus hijos. A nada debe restarle importancia…
– Finalmente denuncie. El Mintic, ICBF, RedPapaz, entre otros, cuentan con herramientas de conocimiento, asesoría y denuncia como En TIC Confío y Te Protejo.
– Igualmente la Policía de Colombia tiene una cuenta en Twitter (@caivirtual) y el Centro Cibernético Policial de la Policía Nacional de Colombia.
– Esto pareciera que es situación de otros, pero, como con el terrorismo y el secuestro, no debemos esperar a que nos pase para ser conscientes de sus peligros para ayudar y prevenir.
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Por Juan Camilo Díaz / Blogs LaFamilia.info
Foto: Freepik
En una reciente charla que dicté para un grupo de padres de familia de FAMOF (Familias que ayudan a otras familias), un papá me manifestaba su enorme preocupación por el vocabulario que están manejando los adolescentes, tanto hombres como mujeres, quienes, sin importar quien está al lado, ya sean adultos, niños, profesores, personas de la tercera edad, cualquiera, se comunican con sus amigos y relacionados de una manera bastante particular: tres de cada cinco palabras son groserías.
No vamos a decir que jamás se nos ha salido una mala palabra. El que esté libre de culpa que lance la primera grosería. Sin embargo, es notable que cuando todo el vocabulario está basado en palabras de dudosa procedencia pues tenemos un indicador que debemos mirar con cuidado.
Según un estudio adelantado por profesores de la Universidad de La Sabana, los jóvenes son vulgares y violentos al hablar. El estudio, titulado “El habla de los jóvenes en la universidad bogotana”, afirma que es común la utilización de palabras de doble sentido y que los “estudiantes se comunican con palabras soeces que a veces solo son entendidas por ciertos grupos poblacionales”.
Voy a ser directo, así que si usted se aterra fácilmente con ciertas palabras, mejor no siga leyendo. La investigación, liderada por el profesor Mariano Lozano, asegura que lo para nosotros en otra época era un serio madrazo como ‘marica’, ‘güevon’ y ‘guisa’, hoy día son muy usadas y normales. Así se saludan, así se tratan y no se sienten agredidos ni ofendidos.
Incluso los términos se han modificado. Ahora los jóvenes utilizan `arrocito en bajo´, `hacer la vuelta´ o `goce´ de manera natural cuando se refieren de un amor escondido, de tener sexo o de un amor fugaz y medio prohíbido. El problema es que nosotros no entendemos cuando ellos hablan y quedamos despistados.
Si bien las situaciones relacionadas con el lenguaje son generacionales y muchas de ellas circunstanciales, para el profesor Lozano no dejan de ser preocupantes porque su uso se vuelve masivo, llegan a los diccionarios y otras generaciones las comienzan a usar en detrimento de un manejo del lenguaje y vocabulario adecuado.
Y no solamente estamos ante un problema de expresión oral. Las redes sociales, los sistemas de mensajería instantánea (como WhatsApp) y la necesidad de comunicarse de manera rápida, se han creado una especie de lenguaje paralelo en donde se recortan las palabras. ¿Conocen ustedes sus significados? Les copio un sitio web para que aprendamos: (http://clicseguro.sep.gob.mx/archivos/Nueva_escritura.pdf).
Estudios indican que si continúa la creciente tendencia de comunicación “minimalista”, en menos de 30 años las nuevas generaciones tendrán un 60% más problemas de aprendizaje de la lecto-escritura.
Los padres de familia y maestros tenemos la responsabilidad de orientar, corregir y enseñar a nuestros hijos las mejores formas de comunicación. Y todo parte con el ejemplo que damos. Evitar las groserías, utilizar mejor el vocabulario, leer y motivar la lectura pueden ser útiles para lograr que los jóvenes se comuniquen mejor.
Espero, a lo bien, que esta nota les sirva de algo parceros…
Por Juan Camilo Díaz para LaFamilia.info
***
Esposo y padre de familia. Comunicador Social y Periodista. Magister en Educación con Énfasis en Desarrollo Humano y Valores. Diplomado en Familia. Profesor investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. Investigador, consultor y gestor de proyectos en Comunicación, Familia e infancia.
jcdiazbohorquez@gmail.com – Twitter: @jcdiazbohorquez
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Palabras que inspiran
Juan Camilo Díaz Bohorquez
Comunicador Social y Periodista
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En este tiempo he estado pensando mucho en las recientes polémicas que se han suscitado alrededor del matrimonio, la familia y la vida. Y he pensado mucho porque es evidente que los ataques hacia los valores buscan erosionar los baluartes de nuestra sociedad para así destruir, generar zozobra, crear sombras sobre el futuro. Políticos, “intelectuales”, periodistas y muchos más hablan de lo divino y lo humano, sin responsabilidad, malintencionadamente, favoreciendo quien sabe qué.
Y cuando las cosas pareciera que no marchan nada bien, nada mejor que un abrazo o una palabra de aliento que de luz, abra los ojos, motive; palabras esperanzadoras, palabras que inspiren.
Entonces recordé la película “There be dragons” (Hallarás dragones) del realizador británico RolandJoffé (La Misión, La letra escarlata, Los gritos del silencio), por su historia, puesta en escena y música que realmente ambienta y nos pone a pensar a quienes creemos que “hay que ahogar el mal con abundancia de bien”.
Criticada por muchos al afirmar que es la respuesta del Opus Dei al Código da Vinci de Dan Brown y considerada en USA como una de las peores películas españolas estrenadas en ese país (pero bueno, pedirle a USA que nos diga qué es bueno y qué es malo si está muy difícil…), esta producción, ambientada en la Guerra Civil Española, nos narra la historia de Robert, un periodista que mantuvo una pésima relación con su padre. Robert se encuentra realizando una investigación sobre el pasado de uno de los amigos de su padre, Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, fallecido en 1975, encontrándose con impresionantes historias de vida.
La película hace hincapié en la relación entre estos dos amigos desde su infancia hasta que cada uno, por cosas del destino, toma su propio camino: uno de ellos el del odio, la guerra y el dolor, y el otro el de la santificación de la vida ordinaria.
El título de la película no es nada claro hasta que la vemos. Pero indagando encontré esto: “Con la palabra “dragones”” -dice el productor Ignacio Gómez Sancha- quiere referirse a todo lo que nos desconcierta y nos hace sufrir: la seguridad de la muerte, el dolor inesperado, la culpa propia, la traición del amigo, los sentimientos de celo o de envidia: ese tipo de situaciones con que todo ser humano se las tiene que ver antes o después, y que exigen una respuesta que no es posible eludir. No puedes evitar hallar dragones, viene a decir la película; lo que importa es cómo te enfrentas a ellos. La película explora las consecuencias de tus decisiones, y se pregunta si un error puede tener redención.”
Teniendo en cuenta todo esto, y frente a mal entendido concepto de modernidad que manejan deliberadamente algunos, he realizado un listado de algunos textos de la película que me parecieron muy interesantes, profundos y motivantes. Omitiré los nombres de los personajes que los enuncian porque me parece que cada una de esas palabras son parte del sentido de la película como un todo: el trasegar de los seres humanos por este mundo con múltiples “montañas por escalar, algunas de ellas muy dolorosas. Eso lo hace placentero al llegar al final”.
1. A: “Mamá: ¿odias a Dios?
B: No, lo amo…
A: ¿Lo odiarías cuando me lleve?”
2. “Solo un pequeño y ordinario grano. Pero con talento, paciencia, trabajo duro y amor, se pueden despertar los sabores divinos que encierra en su interior”.
3. “No todo el mundo tiene para dar lo divino. Y me pregunto ¿por qué será?”
4. “Mi padre tenía más dinero, más coches, más casas. Pero Josemaría tenía más padre…”
5. “En el corazón de un niño se plantan muchas semillas; nunca se sabe cuál crecerá”.
6. “Manolo: cuando las cosas se ponen feas, un hombre tiene un solo deber: elegir el bando ganador”.
7. A: “Eso no va a servir…Soy judío.
B: El amor de mi vida también es un judío.
A: Entonces, ¿no me dará la espalda cuando me presente ante Él verdad?
B: De lo que estoy seguro es que te quiere mucho”.
8. “Si, ya lo entiendo: todos y todo. Todos y todo para tu gloria, tus brazos abiertos a todos y cada uno…”
9. A: “Me parece bastante protestante que Dios pueda hallarse en las banalidades de la vida corriente fuera de las órdenes religiosas.
B: Si las hacemos con amor todas las tareas cotidianas sirven para darle gloria. Actos pequeños, pero habituales”.
10. A: “Dejé el seminario porque no tenía madera de cura”
B: Puede ser, pero no significa que no tengas madera de santo”.
11. “Creo que aún tienes montañas por escalar y eso será doloroso. Eso lo hace placentero al llegar al final”.
12. “Hay distintas maneras de medir el universo”.
Estoy seguro que al leerlas sintieron lo mismo que yo: calma, tranquilidad, motivación, esperanza y unas enormes ganas de seguir escalando montañas para llevar verdad y amor.
Y todo para tener siempre mejores familias en el mundo.
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“Hay realidades que amo aunque no son perfectas; o mejor, que no son como yo quisiera. Por eso me comprometo, desde el amor, a cambiarlas”
Tuit del Padre Alberto Linero, 06 de abril de 2013
En diciembre de 2004 se celebró una reunión en Princeton, Nueva Jersey, patrocinada por el Social Trends Institute y por el Witherspoon Institute. Allí, 53 académicos e investigadores en historia, economía, psiquiatría, derecho, sociología, filosofía, ciencias políticas, periodismo, lenguaje y desarrollo, antropología, políticas públicas, ética social, teología, entre otras, de las más destacadas universidades y centros investigativos de Estados Unidos, se dieron a la tarea de compartir sus investigaciones sobre por qué el matrimonio es un tema de interés público.
Para los participantes, importantes estudiosos y conocedores de estos temas, el matrimonio «protege a hijos, hombres y mujeres y a su bienestar». Según conclusiones de la reunión, es muy importante que el matrimonio «goce de buena salud» porque representa «un bien común».
En el documento, titulado Matrimonio y bien común: Los diez principios de Princeton, los firmantes aseguran que el «valor del matrimonio es una elección que la mayor parte de las personas quiere llevar a buen fin, y que la sociedad debe aprobar y respaldar».
Desafortunadamente, en los últimos años «el concepto de matrimonio se ha debilitado y las consecuencias de su debilitamiento han sido muy negativas para el conjunto de la sociedad». Y son muchos los factores que influyen y preocupan como el divorcio, los hijos ilegítimos, entre otros.
Por eso, y como parte de la compilación de sus diferentes investigaciones serias y reales, ponen de manifiesto la importancia y valor del matrimonio. Esta manera de entender el matrimonio, de acuerdo con el documento, «es el fruto cultural de una amplia experiencia y reflexión humana, y se apoya en las pruebas de las ciencias sociales. Pero, continúa el documento, una cultura del matrimonio no puede florecer en una sociedad cuyas instituciones (universidades, tribunales, asambleas legislativas, religiones) no solo no consiguen defender el matrimonio sino que empeoran su situación tanto conceptualmente como en la práctica».
Una muestra de ello, dicen, es que durante los últimos cuarenta años, el matrimonio y la familia se han encontrado cada vez más bajo la presión del Estado, la economía y la sociedad moderna. Así, las leyes para el divorcio, los hijos ilegítimos, las producciones de cine y televisión y las tecnologías médicas han contribuido «a que el matrimonio esté perdiendo su rango prominente como institución social».
El documento reconoce que la respuesta de los defensores del matrimonio a esta crisis no ha influido mucho en la sociedad y esto también se debe a que la sociedad no recapacita sobre el valor del matrimonio mientras que los que buscan deliberadamente redefinir su concepto hacen más ruido, no necesariamente de la manera más argumentada y sólida.
Este debate, afirma el texto, «adquiere necesariamente un matiz emocional» y están de acuerdo en que algunas cuestiones están en juego «como la identidad sexual, la igualdad de género y la felicidad personal». Por otra parte, enfatizan que no se quiere trabajar bajo el supuesto «de que todas las personas tengan que estar casadas o que el matrimonio y la familia sean las únicas fuentes de bienestar», pero los principios expuestos en el documento «constituyen un resumen del valor de la vida matrimonial y familiar que se construye a partir del matrimonio».
La tarea de la sociedad en su conjunto es fundamental, especialmente los padres de familia, para que busquemos ser mejores personas en casa y fuera de ella; transmitir valores y moral a nuestros hijos con ejemplo, ternura y tiempo; ayudar a otras familias a solucionar los problemas propios de la vida porque nadie ha escrito ni ha dicho que la familia sea perfecta; motivar a otros a formar familia y juntos promover una sociedad más justa.
Vale la pena leer el documento en su totalidad, y otros, para comprender la importancia para la sociedad que tiene el matrimonio y así apoyarlo desde todos los frentes posibles.
*Este artículo fue publicado en ElTiempo.com y se reproduce en LaFamilia.info con autorización del autor.
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En ocasiones es necesario decir las cosas como son, sin tanto adorno y maquillaje. Muchos padres de familia no entendemos el rol que tenemos. Llegamos a pensar que tener hijos es educarlos con regaños, castigos, negación de permisos y amenazas con el dedo arriba, diciéndoles “que la próxima vez ya verán…”
Pero no es así. Ser papá o mamá lleva una responsabilidad enorme, de unas proporciones inimaginables, consecuentes con el inmenso voto de confianza del Altísimo al poner bajo nuestro cuidado a seres hermosos y únicos.
Y una de las mayores responsabilidades es educar con el ejemplo. Y es eso precisamente lo que falla en nuestra tarea de ser padres de familia. Por eso, a manera de reflexión y autodiagnóstico, respetuosamente planteo una serie de preguntas sobre temas del diario vivir que posiblemente nos lleven a replantearnos lo que hacemos y cómo queremos que nos vean nuestros hijos y lo que esperamos de ellos:
1. ¿Cuándo conduzco soy paciente y respetuoso de las normas? ¿O es normal ser agresivo, no respetar las normas, cerrar al otro, impedir el paso o estacionarme en donde es prohibido?
2. ¿En un semáforo, cuando alguien se me acerca a pedirme una ayuda o a limpiar el vidrio del auto, por lo menos miro a esa persona a los ojos respetuoso de la dignidad de la persona humana sin importar su condición social y económica?
3. ¿Cuándo estoy en un restaurantedeposito la basura en su lugar? ¿Levanto la bandeja y recojo la basura? ¿Soy respetuoso (por favor, gracias…) con quienes me atienden?
4. ¿Si tengo alguna queja por la comida o la atención la hago de manera respetuosa o lo hago a los gritos y groseramente bajo el precepto de que “el cliente siempre tiene la razón?
5. ¿Si estoy en misa llego a tiempo, guardo silencio y apago el móvil? ¿O llego apurado, atiendo llamadas, contesto mensajes y antes de terminar ya estoy en la puerta del parqueadero saliendo raudo y veloz?
6. ¿En cine o teatro respeto la fila, me ubico en la silla que me corresponde y no subo los pies incomodando a otras personas?
7. ¿Suelo escupir en la calle?
8. ¿Recojo los desechos de mi mascota o las dejo “porque para eso pago impuestos»?
9. ¿En el transporte público soy respetuoso de los paraderos? ¿Si veo a un adulto mayor, a una mujer embarazada o a un niño le cedo el puesto o “repentinamente caigo en un sueño profundo”?
10. ¿En casa de la abuela, cuando nos invita a almorzar, ayudo a levantar la vajilla sucia y le colaboro lavándola o simplemente observo como ella hace todo a pesar de su edad?
11. ¿Hago trampitas con el cambio al pagar algo? ¿Si el tendero se equivocó le alerto para que no pierda dinero o simplemente pienso “quién lo manda a no fijarse”?
12. __________________________________________________________
Dejo la número 12 vacía para que usted la llene con su propia reflexión. Qué bueno que entendamos que somos vitales en el proceso de formación de las nuevas generaciones, del futuro.
Finalmente, no deje de ver el video sobre la educación en valores. ¿A veces somos así?
{module Hijo de tigre}
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En otro espacio en donde tengo la oportunidad de plasmar mis ideas, abarqué hace un par de semanas la constante de nuestra televisión colombiana, especialmente RCN TV y Caracol Televisión, de producir y emitir contenidos nefastos para la estructura de la familia, la identidad de los niños y adolescentes y el valor de ser mujer y el ser mamá.
Cité dos ejemplo, tan solo dos ejemplos que a mi modo de ver son el reflejo de una programación televisiva que intenta ganar rating como pueda, con contenidos en donde se presenta una modelo anti familia, vulgar, sin el más mínimo respeto por la dignidad de las persona humana.
Esos dos ejemplos fueron “¿Dónde está Elisa?” y una comedia recientemente estrenada: “Amo de casa”. En el caso de “Elisa” es claro que la historia, que pareciera inicialmente de suspenso y drama, tiene como objetivo atacar la estructura familiar con esterotipos, pasiones, sexo y demás. Si usted no la vio, aquí le digo de qué se trata la historia: una familia con dinero y poder, producto de sus empresas de construcción, cae en desgracia: su hija menor de edad (Elisa) desaparece y todos los esfuerzos se concentran en encontrarla. Los papás no saben dónde está su hija quien se escapó con su tío mucho mayor que ella para extorsionar a su papá; el papá le es infiel a su esposa con la secretaria; la esposa le es infiel a su esposo con el detective que trabaja en el caso; entre los hermanos dueños de las empresas de construcción hay disputas de poder; un tío de Elisa es homosexual y su pareja es el mejor amigo de su esposa; el hijo del tío homosexual al descubrir esto se convierte en skinhead y manda a sus amigotes a matar a su papá…En fin, como ven el tema es muy complejo porque incluso Elisa muere. Los últimos 15 segundos de la historia es un brindis por la unidad familiar.
En “Amo de casa” la situación no cambia: machismo, esquema papá/proveedor – mamá/crianza niños; felicidad del matrimonio predeterminado por el éxito económico; crisis matrimonial porque no hay plata para la cuota del carro; la mujer solo se preocupa por tener un cuerpo esbelto y unas uñas bien arregladas que solamente puede tener éxito empresarial si se acuesta con el jefe; hijos adolescentes problemáticos, sin valores y con un manejo de la sexualidad bastante complejo; una tercera hija a quien bautizaron “Sorpresa”; vecinas infieles, traicionadas, solas, cargando un bebé siempre, en fin…
Lo lamentable es que solo son dos ejemplos de toda una programación plagada de errores y basura. Así sucede con “Mujeres al límite”, “Tu voz estéreo”, “Umaña”, “Pablo”, “El ídolo”, en fin. Y los pocos intentos por hacer televisión de calidad en los canales públicos y regionales no cuentan con los enormes presupuestos y marketing de los canales privados.
Muchos van a apoyar lo que aquí escribo. Pero quiero dejarles una reflexión: si están de acuerdo conmigo, si creen que lo que vemos en los canales privados colombianos atenta contra la familia, la moral y los valores, ¿por qué Caracol TV y RCN TV son los canales más vistos muy por encima de Natgeo, Discovery, History o Animal Planet, entre otros?
Debemos trabajar para mejorar nuestro criterio televisivo; debemos formarnos para aprender a consumir contenidos televisivos de calidad, enriquecedores y llenos de historias que recreen lo mejor de la vida y no representaciones chabacanas llenas de mentiras que lo único que buscan es acabar a la familia.
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Es curioso. Siempre me ha llamado la atención aquellos empleados de cualquier organización que siempre llegan muy temprano y salen muy tarde. ¡Y además se llevan trabajo para la casa! Conocí a uno de ellos. Siempre llegaba antes de las 6 am (cuando el horario de entrada era a las 8 am) y salía pasadas las 8 pm (la hora de salida era a las 5:30 pm). Le pregunté irónicamente si tenía Pico y placa todos los días y me dijo que no, que tenía muchas cosas por hacer y no le alcanzaba el tiempo. Aclaro que el ejemplo era soltero pero existen casos de personas casadas, con hijos, que llevan el mismo ritmo laboral.
Otro caso. Una ex jefe de mi esposa, casada, sin hijos, trabajaba todo el día todos los días, incluidos los fines de semana y los festivos. Su esposo llevaba el mismo ritmo por lo que su vida en pareja se remitía a sentarse uno frente al otro y trabajar cada uno en sus actividades. A mi esposa la saturaba de correos después de la hora de salida, a las 8 pm, a las 10 pm, a las 4 am. La convocaba a reuniones por fuera de su horario laboral, entre otros. Mi esposa apagaba el celular, le explicaba que tenía vida más allá de la oficina, un esposo, una hija, que estaba esperando un segundo hijo. La jefe decidió no seguir trabajando con ella: necesitaba una trabajadora y no una mamá.
Otro más: ¿le pasa que usted o su pareja llega a casa cargado de carpetas, portafolios y documentos por una tarea asignada a última hora o porque no alcanzó por exceso de reuniones? Una última: ¿para llevar a su hijo al médico debe pedir permiso por escrito con al menos una semana de anticipación?
Estos casos me sirven como enlace para hablar de un tema que se está convirtiendo en uno de los grandes retos de la sociedad actual: cómo lograr que las empresas y sus directivos sean familiarmente responsables y desarrollen políticas que permitan compatibilizar la vida laboral, familiar y personal.
Ya existen iniciativas de gran alcance que buscan determinar en qué grado las empresas son contaminantes de la ecología humana, una disciplina, relacionada con la sociología, la antropología cultural, la psicología social, la demografía y la geografía humana dedicada al estudio de las conexiones de la población con el ecosistema, con el ambiente social, político, cultural, económico, etc.
En la actualidad, los cambios sociales y culturales están incidiendo y afectando fuertemente a la familia, espacio ideal e insustituible de desarrollo del capital humano y social tan necesario en la conformación y éxito de organizaciones fuertes y perdurables en el tiempo. A este panorama debemos adicionarle la alta movilidad laboral, la rotación, la «fuga» de empleados destacados, que llevan a que en ocasiones el trabajador atienda mucho mejor sus condiciones de trabajo como el tipo de actividad, remuneración, horarios, incentivos y estabilidad.
Es una realidad. Las empresas necesitan mano de obra que además de estar capacitada para hacer su trabajo bien, tenga como propios una serie de valores, principios, como la honestidad, el respeto, la lealtad, el compañerismo y demás que solamente la familia puede dar.
Ante esta transformación cultural, las empresas deben tener claro que antes del trabajador está una persona. Y todo comienza con el liderazgo y el ejemplo de los directivos de la organización para que sean agentes de cambio o por lo menos no sean una piedra en el camino. En principio deben tener en cuenta que es necesario integrar los valores de la familia a la misión y la visión de la compañía, para que no sea un propósito escrito en un papel para los clientes externos sino una realidad para quienes a diario trabajan y ponen lo mejor de sí. Y esos propósitos van desde dar ejemplo hasta desarrollar planes de formación e involucrar a la familia en las actividades de la empresa.
Para ello se deben desarrollar políticas de conciliación trabajo – familia y conformar un grupo de trabajo que no solamente las estudie, proponga, promueva y evalúe permanentemente sino que además las comunique a todos para que sea un proyecto institucional flexible y sostenible en el tiempo. Es darle una mano a las personas que tienen responsabilidades familiares comprendiendo que de una u otra manera la familia puede verse afectada por las actividades de la empresa.
Cuando logre implementar todo eso, tener una empresa que abre los espacios necesarios para aquellos que tienen familia, está generando una cultura organizacional que va más allá de «ser buen gente con sus empleados». Está logrando mejorar el bienestar de sus empleado gracias a la armonización de la relación trabajo – familia; está aumentando la confianza, la comunicación y el compromiso del trabajador con su empresa y su equipo directo de trabajo; la gestión del trabajo se mide por objetivos y no por ver al empleado todos los días sentado de 8 a 8; ayuda a disminuir el tiempo y los costos de desplazamiento y puede hacer uso efectivo y eficaz de las nuevas tecnologías y telecomunicaciones. No olvide que además optimiza el uso de espacios y hasta reduce gastos.
Finalmente, usted como propietario y/o directivo también se verá beneficiado. Tendrá más tiempo para su familia, para tomar café con su esposa, hacer tareas y jugar con sus hijos, visitar a la abuela; además, podrá trabajar desde su casa acompañado de una taza de chocolate que solamente allá saben preparar. Si usted es feliz en su hogar lo será en su empresa. Lo mismo ocurrirá con sus empleados.
Dejemos atrás esa filosofía que el empleado que llega primero y sale de último es el más comprometido. No lo es ni con la empresa ni con su familia…
Con información de «Ser empresa familiarmente responsable, una ventaja competitiva» de la Cátedra de la Empresa Familiar del IESE Business School de la Universidad de Navarra.
*Este artículo fue publicado en el Blog “P@dres de hoy” de ElTiempo.com y de propiedad del mismo autor. Se reproduce en LaFamilia.info con su autorización.
El ejemplo de las princesas Disney
Juan Camilo Díaz Bohorquez
Comunicador Social y Periodista
jcdiazbohorquez@gmail.com
Twitter: @jcdiazbohorquez
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Después de unas merecidas vacaciones, en las cuales se pudo aprovechar el tiempo en familia, jugar con los hijos, tomar el sol y subir algunos kilos (más de lo esperado según mi médico), también se sacó algún momento para ver algunas series, en mi caso la mayoría de ellas infantiles, que además de divertirme me pusieron a pensar muchas cosas, buena parte de ellas ya me referí en otra publicación, pero que bien merece la pena compartir con los lectores de LaFamilia.info.
A mis hijas les gusta ver “Hanna Montana”, “Camp Rock”, “High School Musical”, “Herbie”, todas ellas del sello Disney, el emporio mundial del entretenimiento, la felicidad y la alegría. En todos esos programas la protagonista principal es una angelical niña, de hermoso cabello, mirada tierna, quien vive una serie de aventuras, llenas de acción, risa y romance.
Esas niñas, catalogadas como “las princesas de Disney”, se convierten rápidamente en íconos, en punto de referencia para millones de niñas alrededor del mundo ya que son portada de revistas, están en camisetas, videojuegos, cantan, bailan, hacen espectáculos en vivo, en fin. Son centro de todas las miradas, envidiadas por muchas, especialmente porque ser parte del mundo Disney es una plataforma a la fama garantizada.
Sin embargo, no todo es color rosa. Muchas de ellas, ya adolescentes hoy día, viven serios problemas que mencionaremos muy por encima:
BritneySpears, la princesa del pop, era la estrella de los musicales de Disney y ahora carga encima un divorcio, con adicciones, peleas familiares y demás.
Cristina Aguilera, del exitoso programa «Mickey Mouse Club». La otrora angelical niña rubia comenzó a presentar problemas alimenticios, romances turbios y hasta separaciones muy desagradables.
Demi Lovato del programa «Camp Rock» presenta desórdenes alimenticios, auto mutilación, acusaciones de abuso de drogas y problemas emocionales y físicos.
Lindsay Lohan, la inocente niña pelirroja de la película «ParentTrap» y de “Herbie”, noticia por sus múltiples escándalos, borracheras, abuso de drogas, acusaciones de robo y hasta la cárcel.
MileyCyrus, la famosa «Hannah Montana», cuyos padres se divorciaron y pelean por quedarse con la fortuna de su hija, es famosa por sus “picantes” fotos en Internet. Además, su mamá sale con el vocalista de una banda de rock reconocido por su afición a las prostitutas y el exceso de drogas y alcohol.
Vanessa Hudgens, la inocente Gabriela de «High School Musical’, que la pasó muy mal cuando varias fotos suyas desnuda circularon por Internet. Esas fotos eran para su novio… (Sobre el sexting recomiendo leer este artículo).
Algunos dirán que la fama, el dinero y el acoso permanente de los medios de comunicación pueden llevar a que cualquier persona se salga del camino. Y es verdad, siempre y cuando no se cuente con la orientación adecuada, con unas fuertes estructuras familiares, basadas en la moral, el amor, la auto trascendencia, el respeto y la vida. Cuando todo eso falta, las angelicales niñas se convierten en unas jovencitas que a diario luchan contra sus propios demonios.
Para mí, como para cualquier padre de familia, mis hijas son unas princesas. Por ese motivo los invito a que trabajemos, con el acompañamiento del colegio y/o universidad para que sean las princesas de la casa y nunca una imitación de las princesas de la televisión.
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Juan Camilo Díaz Bohorquez
Comunicador Social y Periodista
jcdiazbohorquez@gmail.com
Twitter: @jcdiazbohorquez
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Hace un par de días estuve en un concurrido lugar al norte de Bogotá con mi familia. Aprovechando el verano de diciembre, nos fuimos a correr, saltar, jugar y aprovechar uno de los pocos espacios verdes que tiene la ciudad, tan llena de cemento, basuras sin recoger y huecos.
Allí hay una pista de karts. Mi hija mayor, amante de la aventura, me pidió el favor que le permitiera correr con la responsabilidad de manejar con precaución y ser respetuosa de sus “rivales” de pista.
Accedí. ¿Cómo decirle no a la niña de mis ojos? Pues bien, pagué la boleta, hicimos la fila y esperamos a que le colocaran el casco y le asignaran su kart. Como todo un papá, desde la baranda le indicaba que el pedal verde era para acelerar y el rojo para frenar; que la bandera amarilla era porque había algún problema en la pista y debía reducir la velocidad; la azul para dejar pasar a alguien y la de cuadros indicando que quedaba una sola vuelta. Ahora caigo en cuenta que de algo sirvió desvelarme viendo a Montoya en la Fórmula 1…
Y salió mi hija rauda y veloz por esa pista. Al principio no la perdí de vista entre rectas y curvas y cada vez que pasaba por donde yo estaba ubicado le gritaba que iba bien, que tranquila, que acá estaba papá. Pero en un momento me perdí, me desconecté de mi hija. La razón: un niño no mayor a 9 años que estaba en la pista, corriendo a alta velocidad, rebasando a otros participantes, cerrándolos, siendo imprudente. Me dije ojalá y no pase nada con él a la vez que me preguntaba porque ese afán de ser el primero. ¿Alcanzar la gloria? ¿Ganar una medalla? ¿Ganar un estímulo económico? Ninguna de las anteriores estaba en juego, entonces ¿por qué tanta insistencia en alcanzar el primer lugar?
La respuesta estaba al lado mío. El papá de ese niño no hacia más que gritarle que más rápido, “sin miedo Daniel*, sin miedo”, “hágale que usted puede ganar”. Me quedé mirando asombrado. Incluso Daniel* hizo que otro participante se fuera contra las llantas de protección y el papá apenas dijo riendo “ese Daniel si es la embarrada, ¡acelere, acelere mijo, uno menos!”…
Terminó la carrera y Daniel* llegó primero. Apenas se bajó levantó los brazos en señal de victoria, botó el casco (había que entregarlo, no botarlo) y corrió hacía su papá quien le dijo “así se hace, ganamos”.
Mi hija llegó en los últimos puestos y el niño de las llantas seguía allá, intentando ser sacado.
Me quedé pensando acerca del ejemplo que como padres les damos a nuestros hijos. Pareciera que los educamos para ser los “vencedores”, “los primeros” en todo: en karts, en el colegio, en la vida, y de repente nos olvidamos que hay otras cosas que realmente hacen a un triunfador: el amor, el respeto, los valores, la ética, etc.
El ejemplo es fundamental. Tal vez le pedimos mucho a nuestros hijos, basados en nuestras propias derrotas y frustraciones. Que no digan mentiras pero somos los más mentirosos; les decimos que no pueden ver TV y nunca nos levantamos del sofá y menos cuando juega Falcao; les exigimos respeto por los demás pero en la vía soy violento, no cedo el paso, cierro a los demás.
Daniel* llegó primero en karts. Muy bien. Pero me inquieta conocer qué tiene en su corazón, qué presión lleva cuando a su lado está un papá que lo obliga a ganar como pueda así sea pisoteando a los demás. Un papá que seguramente llevó a su familia de regreso a casa por la Autopista a toda velocidad, cerrando a todo el mundo, porque siempre hay que ser un “ganador”.
Nota 1: * Nombre cambiado para no herir susceptibilidades.
Nota 2: Este servidor sale a unas merecidas vacaciones con su familia. A todo el equipo de Lafamilia.info muchas gracias por este espacio. A los lectores, mis mejores deseos en estas fiestas. Que el 2013 los llene de bendiciones y mucho amor familiar. Nos vemos en enero del otro año.
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