Tan importante como las explicaciones que les demos a los niños, es nuestra actitud.
He aquí algunos consejos para que a través de nuestro ejemplo, logremos que los hijos vivan la Eucaristía, la respeten y se comporten adecuadamente en ella:
Sentarse en los bancos de adelante: evitamos distracciones y ven mejor lo que pasa, están más atentos. (Si fuéramos a un espectáculo teatral o de música, a todos nos gustaría estar en primera fila).
Cuidar la forma de vestir: no es lo mismo ir a la playa que a Misa.
Llegar puntuales: cuidamos la puntualidad en ir a clase, en llegar al cine… No podemos hacer esperar a Jesús. ¿Haríamos esperar a una persona importante?
Que nos oigan contestar: es recomendable pronunciar bien, vocalizando, para que ellos oigan y aprendan. Echarles una miradita animándoles a que participen.
Cantar: a los niños les encantan las canciones. Es recomendable asistir a alguna Misa en la que se cante.
Que nos vean atentos y que nos vean rezar: por ejemplo después de la comunión, con mucho respeto. Podemos animarles a que ellos también se pongan de rodillas y recen.
No comer, ni usar el celular, ni chatear, ni jugar: este es un espacio de conexión con Dios y debemos estar concentrados en este propósito. Hay un momento para cada cosa y durante la Misa estamos atentos a la Palabra, esto quiere decir sin distractores, los cuales además, son una falta de respeto.
El respeto al sacerdote: cuando entra nos ponemos de pie, esperamos a que salga para salir.
Misas para niños: en algunas parroquias hay Misas especiales para los niños, donde hacen del Evangelio más comprensible en un lenguaje infantil por medio de títeres o representaciones.
Con regaños no logrará nada: si la salida para Misa es un campo de batalla, usted está haciendo que ellos desde pequeños tengan una mala actitud hacia la Misa. Es mejor motivarlos e invitarlos sin obligaciones y castigos. Hágales comprender que es importante ir a visitar la casa del Niño Dios, como lo hace con sus abuelos el fin de semana o sus amigos.
Fuente: sontushijos.org